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El presidente Calvo Sotelo y el 'Iendakari' Garaikoetxea asistieron al funeral por las víctimas del atentado de Sestao

Leopoldo Calvo Sotelo y Carlos Garaikoetxea tuvieron que soportar gritos insultantes y algunos empujones en el momento en que ambos se introducían en el automóvil del primero tras haber asistido, en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, al funeral en memoria de dos inspectores y una mujer asesinados la víspera en Sestao, en un atentado terrorista en el que también resultaron gravemente heridos otros dos policías. A media tarde de ayer seguía sin conocerse reivindicación alguna del atentado, si bien se daba por hecho la responsabilidad de ETA Militar.

La ceremonia fúnebre, a la que también asistieron el ministro de Justicia, Pío Cabanillas; el delegado del Gobierno, Marcelino Oreja; el director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína; el consejero vasco de Interior, Luis María Retolaza, y otras autoridades, fue seguida desde el exterior del recinto por varios cientos de personas, algunas de las cuales, muy excitadas, profirieron diversos gritos y pugnaron por acercarse al coche presidencial en el momento en que la comitiva se desplazaba a los hospitales de Cruces y Basurto para visitar a los heridos. El estado de éstos, Miguel Fernández y Miguel Angel Cabeza, no había experimentado variación en las últimas horas, persistiendo la gravedad.La misa funeral, celebrada en un clima de tensión y dolor, se inició a las 10.30 horas en una dependencia de la Jefatura de Policía. Instantes antes habían llegado el presidente del Gobierno y demás personalidades asistentes, entre las que también figuraban los representantes de las instituciones locales y dirigentes de los principales partidos políticos. El funeral fue oficiado por el capellán castrense de la Policía Nacional en Vizcaya, Juan Perelló Ayuso. "Ayer tarde", dijo en su homilía, "los corazones endurecidos de unos viles asesinos se cobraron tres nuevas víctimas, cuyo defecto era ser portadores de una placa puesta al servicio de la sociedad, y en el caso de Cristina, el compartir una mesa donde reponer fuerzas para proseguir la jornada de trabajo".

Finalizado el acto religioso, los féretros, portados a hombros por compañeros de los fallecidos, fueron conducidos hacia la cercana plaza de Indauchu, donde debían ser introducidos en los furgones. La banda del regimiento de Infantería interpretó una marcha fúnebre, mientras que sendas secciones de la Guardia Civil y Policía Nacional, formadas frente a la salida principal de la Jefatura Superior, rendían honores a los dos policías muertos.

Visita a los heridos

El retraso en la llegada de los furgones hizo que la comitiva estuviera detenida durante bastantes minutos en la calle, en un clima de alta tensión emocional. Finalmente, los féretros fueron conducidos hasta la iglesia del Carmen, situada en la misma plaza de Indauchu, donde fue rezado un responso. Finalizado éste, los restos de Agustín Martínez Pérez fueron conducidos, por carretera, a la localidad leonesa de La Bañeza, donde recibirán sepultura. Los restos de Alfonso Maside fueron conducidos al aeropuerto de Sondica para ser trasladados por vía aérea a Baños de Malgas (Orense).Tras el incidente, producido en el momento en que los presidentes del Gobierno español y del Gobierno autónomo vasco tomaban el automóvil del primero, y en el que los insultos se mezclaron con gritos contra ETA y vivas a España, a la policía y a la Guardia Civil, la comitiva se trasladó al hospital civil de Basurto, donde Calvo Sotelo y Garaikoetxea conversaron brevemente con los familiares de Miguel Fernández y los médicos que le atienden. La comitiva se desplazó posteriormente a la residencia sanitaria de Cruces, donde visitaron a los familiares de Miguel Angel Cabeza, alcanzado por varios disparos en el abdomen y en la cabeza, y cuyo pronóstico, de extrema gravedad, no había variado en las últimas veinticuatro horas.

El parte médico facilitado a última hora de la noche del lunes hablaba de lesiones graves en tórax, cadera izquierda, región lumbosacra y ambas extremidades inferiores, con fractura de rótula derecha.

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El lendakari Garaikoetxea acompañó a Leopoldo Calvo Sotelo hasta el aeropuerto de Sondica, desde donde, poco antes de la una de la tarde, emprendían el presidente y sus acompañantes viaje de regreso a Madrid.

A las condenas del atentado conocidas la víspera, incluida la del Gobierno vasco por boca de su vicepresidente, Mario Fernández, se sumaron ayer las del Ayuntamiento de Sestao y la junta municipal del PNV de esta localidad, las centrales CC OO y UGT, la UCD vasca, Alianza Popular y el PCEEPK. La comisión permanente del Ayuntamiento de Sestao, reunido en sesión extraordinaria, aprobó una moción presentada por el grupo socialista, en la que se une al dolor de los familiares de los fallecidos y heridos, condena el atentado y afirma que estos hechos propician de manera violenta la involución en el proceso democrático. La propuesta fue aprobada por el PSOE y el PNV, con la abstención de Herri Batasuna, mientras Euskadiko Ezkerra votó en contra, por no haberse aceptado un texto alternativo que pedía "soluciones políticas que dejen sin la más mínima justificación este tipo de acciones violentas".

Los Reyes de España, que enviaron sendos telegramas de condolencia a los familiares de los dos policías asesinados, dirigieron también, a través del marqués de Mondéjar, jefe de la Casa Civil de don Juan Carlos, un mensaje dirigido al gobernador civil de la provincia, rogándole transmitiera su condolencia a los familiares de Cristina Mónica Illarmendi. El Consulado argentino en Bilbao trataba ayer de localizar a algún familiar de esta tercera víctima del atentado, ya que no se ha confirmado que tuviera parentesco con los propietarios del bar-restaurante Rancho Chileno, donde se produjo el ametrallamiento. Tampoco se ha confirmado que fuera la novia de alguno de los policías asesinados, si bien, al parecer, tenía amistad con ellos y era habitual que comiera en su compañía.

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