El banderillero

El contrapunto de esta feria fue esta tarde se remata con la corrida de rejones, hay que situarlo entre el plano económico, por los buenos resultados de la taquilla, y, el romántico, por ese obsequio que, cada vez que se acuerdan de su nombre, nos hace Paco Honrubia banderillero.Desde 1963, en tarde que hicieron el paseíllo Pedrés, El Viti y El Cordobés, con toros de Samuel Flores y la televisión por testigo, no se había acabado el papel en las taquillas de la plaza valenciana. Han tenido que transcurrir diecinueve años para que volviera a ponerse el cartel de "No quedan localidades". La noticia es sintomática de que algo está cambiando. La confianza que está cogiendo, el aficionado al sentirse protegido de que los toros salen en puntas, amén del atractivo que puedan aportar los nuevos matadores, pueden ser las razones. La anécdota de esta noticia se encuentra en que en esta ocasión también figuraba Pedrés en los carteles, pero como empresario.

Paco Honrubia, el bohemio e, el romántico. No se sabe. Lo que si está claro es que no le comprenden los que carecen de sensibilidad. Por eso, para sacar adelante a sus ocho hijos se busca un sueldo alejado del taurinismo. Apenas se deja ver. Solo cuando se acercan las fechas de fallas o ferias aparece y los que le conocen saben que lo que desea es gratificar con su arte a los aficionados, así de sencillo.

A partir de ahí ya saben que hay que poner en marcha los resortes que hacen posible que este hombre saque a relucir lo mágico de su buen hacer en la arena.