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El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

Milans reconoce que su intención era participar en el levantamiento de Tejero para crear un vacío de poder

El teniente general Milans reconoció ayer, en la sesión de tarde la vista del 23-F, que su intención era participar en el levantamiento de Tejero, con el que se pretendía crear un vacío de poder. Según él, creía que la operación contaba con la aquiescencia del Rey y no consultó con sus superiores porque Armada le merecía toda garantía. Al asumir la responsabiliad del bando distribuido en Valencia dice que no sabe si había actuado, dentro de los límites constitucionales.

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A las 16.00 horas se reanudó la sesión, que había finalizado con el interrogatorio del general Milans por parte del fiscal, José María Claver. Milans, solicitó, como primera providencia, que se leyera su declaración sumarial del 29 de abril de 1981.En la citada declaración sumarial, leída por el relator, Milans afirma que no ordenó al teniente coronel Mas que se entrevistara con el teniente: coronel Tejero entre 1979 y 1980, en Madrid, sino que tuvo conocimiento de la entrevista que ambos mantuvieron con posterioridad a la misma. Mas le dijo posteriormente que Tejero era un hombre ponderado, contrariamente a lo que: pensaba con anterioridad, y que la conversación había sido la normal entre compañeros.

Milans afirma también en este testimonio que había hablado con Juan García Carrés en cierta ocasión sobre temas de España, como corresponde a españoles, y que conoció a Tejero el 18 de enero de 1981, en la reunión de la calle General Cabrera, única vez en que lo vio. El teniente general añadió que ignoraba de dónde había sacado el dinero el teniente coronel Tejero para comprar los autobuses que llevarían a los guardias civiles al Congreso de los Diputados.

A preguntas del fiscal, el teniente general Milans del Bosch se refirió de nuevo a la conversación telefónica mantenida con el general Armada el 22 de febrero de 1981, en la que éste le dijo que tenía que llamar a un tal Luis, que el coronel Ibáñez le señaló que podría ser Torres Rojas. Milans reconoció que le dijo a Pardo Zancada en Valencia, el 22 de febrero, que no comentara en la División Acorazada el hecho concreto que iba a producirse el 23; de febrero en Madrid, por si se suspendía y añadió que estaba de acuerdo con el asalto al Congreso porque creía que el Rey lo conocía y lo apoyaba.

El bando de Valencia estaba preparado desde antes del asalto al Congreso, porque, según declaró Milans, en las unidades hay medidas preparadas para casos excepcionales. El coronel Ibáñez acomodó el bando a las circunstancias concretas. El teniente general Milans, quien manifestó que no tenía apetencia de ser presiden te del Gobierno y que el fin del asalto al Congreso era, efectivamente, crear un vacío de poder, reconoció que el coronel Ibáñez pudo inspirarse, al acomodar el bando, en el dictado en Pamplona por el general Mola en 1936, por que, según explicó, "de la lectura de episodios militares a muchos se nos quedan cosas grabadas".

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Milans dijo que las medidas contenidas en su primer manifiesto sólo estarían en vigor hasta que se recibieran órdenes del Rey o de la superioridad. El fiscal le preguntó si creyó que el bando se ajustaba a la legalidad vigente. El teniente general respondió que no le gusta llamarle bando, porque con su difusión no quería crear un estado de guerra o de sitio y añadió que creyó que tenía autoridad para dictarlo, pero no sabía si estaba dentro de los límites constitucionales.

El teniente general Milans del Bosch mantuvo que en la reunión de la calle del General Cabrera no se habló de quién compondría el Gobierno y que, como había diferencias sobre si lo formarían sólo militares o entraría algún civil, propuso que se aplazara esa decisión. En esa reunión, según Milans, no se habló de Armada como presidente. El teniente general confiesa que su misión allí era retrasar cualquier golpe militar de los que se estaba hablando y afirma que él no podía haber parado el asalto al Congreso y que Armada le había dicho que la intención del Rey era reconducirlo, por lo que él no podía tomar esa iniciativa.

Milans hace sugerencias a Armada

A requerimiento del fiscal, Milans concretó las llamadas que hizo el 23 de febrero, tras el asalto al Congreso. Llamó a Armada por el "teléfono rojo"-, según habían concertado, pero le dijeron que estaba con Gabeiras, entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército, lo cual no le extrañó, porque, según él, se decía que Gabeiras sabía lo que iba a pasar. Luego llamó a Gabeiras, quien le dijo, según manifestó, que le parecían muy bien las medidas que había adoptado. A las ocho o nueve de la noche habló con Armada, quien le dijo que no sabía qué hacer, a lo que Milans le indicó que lo que había que hacer era un gobierno presidido por él (Armada).

Armada llamó a Milans sobre las 10.30 de la noche y le dijo que estaba dispuesto a entrar en el Congreso, además de preguntarle si le apoyaba, a lo que el teniente general respondió que sí. Armada le pidió que telefoneara a otros capitanes generales. Habló con la séptima y la segunda regiones militares, así como Canarias y Baleares. Todos acogieron más o menos bien la "solución de Armada", menos Canarias, que se opuso desde el principio.

El fiscal preguntó luego a Milans si se consideraba amigo del Rey, a lo que aquel respondio que él no se atrevería a llamarse así. Declaró que tenía un gran respeto por el Monarca al que había visto en audiencias y maniobras y, en concreto, en una reunión que le concedió, por mediación de Armada, porque estaba indignado por el ascenso a teniente general de Ibáñez Freire.

A la pregunta de si buscó confirmar con el Rey el apoyo del Monarca a los sucesos que se iban a producir, Milans indicó que la conversación que el 10 de enero mantuvo en Valencia con Armada fue continuación de otra que mantuvieron a mediados de noviembre de 1980, en la que hablaron ya del estado de ánimo del Rey. Recuerda que a finales de noviembre fue el Rey a Cartagena para asistir a la entrega de una corbeta y él se interesó por una audiencia que tenía solicitada en la Zarzuela. En el almuerzo le comunicó al Rey que quería hablar con él y el Monarca le dijo que no se preocupara, que se lo diría al general Sabino Fernández Campo y que le llamarían. "Todavía", declaró, "no he recibido esa llamada".

Interrogado por el fiscal sobre el papel desempeñado por Armada en la intentona golpista, manifestó que estaba absolutamente convencido de la lealtad de aquél al Rey y que, cuando puso en marcha en Valencia la "operación Miguelete", lo hizo con objeto de amortiguar las posibles consecuencias que pudieran tener en su región militar los sucesos que se produjeran en Madrid. El fiscal le preguntó: "¿Entonces su intención era participar en el levantamiento de armas protagonizado por el teniente coronel Tejero?". "Sí, por supuesto", respondió Milans.

Posteriormente el presidente del tribunal concedió la palabra al abogado de Milans, coronel Escandell, quien preguntó a su defendido sí tuvo en algún momento intención de ir contra el Rey, la Constitución, el Gobierno o alguna institución fundamental del Estado, cuando participó en los sucesos del 23-F. Milans respondió negativamente. Reconoció, a preguntas de su defensor, que conocía al coronel Pardo de Sántallana y que el día en que fue arrestado por Gabeiras, después del 23-F, le fue puesto a sus órdenes. Reveló que el mismo coronel le transmitió varios encargos de parte de Armada. "A través de Pardo de Santallana", declaró Milans, "el general Armada me comunicó que debía decir que todo había empezado el 23 de febrero. Incluso ya arites de ser yo detenido, cuando fui llamado por Gabeiras a Madrid, me entrevisté con Armada, quien me expresó la misma idea. Yo a esto le contesté que diría toda la verdad".

Reveló también Milans, al referírse a la preocupación del Ejército por la situación política española con anterioridad al 23-F, que aquélla era tal que en 1979 el propio Armada le dio un escrito en el que expresaba su oposición a los estatutos vasco y catalán, para que fuera leido en la reunión que iba a celebrar el Consejo Superior del Ejército.

La contraseña "Duque de Ahumada"

El abogado del general Armada, Ramón Hermosilla, tomó luego la palabra y preguntó a Milans sí había mandado a su defendido que preparara el asalto al Congreso, lo que el procesado negó. Le preguntó también el abogado de Armada sobre la convocatoria de la reunión de la calle del General Cabrera y Milans reconoció que él mismo telefoneó a Armada para citarle y que éste le indicó que no podría asistir. El mismo defensor quiso saber si transmitió la contraseña Duque de Ahumada al Cuartel General del Ejército. Milans dijo. "En una de mis conversaciones con el Estado Mayor se me pidió que tratara de tener una contraseña para penetrar en el Congreso de los Diputados. El coronel Ibañez, por orden mía, llamó a Tejero, quien le dio la contraseña Duque de Ahumada, que fue transmitida a la Jefatura de Estado Mayor".

Reconoció Milans que los ocupantes del Congreso le pidieron instrucciones y relató que, después del 10 de enero, fecha en la que se reunió en Valencia con el general Armada, estuvo cinco o seis días en Madrid, para asistir a una reunión del Consejo Superior del Ejército, que luego fue suspendida. En ese tiempo, dijo, intentó hablar con Armada, pero no fue posible. No intentó localizar al Rey o al general Sabino Fernández Campo.

A pregunta del defensor de Armada, Milans reconoció que se había interesado por los ocupantes del Congreso en la tarde del 23 de febrero, en llamada telefónica a la Zarzuela, y añadió que le dijeron que uno de los aviones estaría preparado para que pudieran salir los más comprometidos y que al resto de los oficiales participantes se les eximiría de responsabilidades.

Milans reconoció haber hecho rectificaciones en las declaraciones indagatorias porque para entonces ya habían sido procesadas algunas de las personas inculpadas. "Es como ahora, que seguimos sin implicar a otra gente que todavía no está procesada". Pardo Zancada, según el teniente general, no tenía conocimiento previo de los sucesos del 23-F.

Seguidamente Milans, a preguntas de los abogados Hermosilla, Quintana y De Miguel, dijo que no aceptaba nunca órdenes de un inferior, "incluso cuando son de mi propia graduación". "Si atendí al general Armada", añadió, "fue porque siempre pensé que venía de parte de la superioridad". "¿,No trató de confirmar esto con la superioridad?", le preguntó el defensor de Armada. "No; Armada me mereció plena garantía", contstó. También manifestó que nunca asignó misiones a Torres Rojas en la DAC y que en ningún momento hubiera participado en un movimiento para derrocar a la Corona y terminar con la democracia.

De Miguel preguntó si tenía noticias de que el Rey participara del malestar existente entre las Fuerzas Armadas, a lo que respondió que sí y puntualizó que se lo había comunicado al Jefe del Estado en alguna de las audiencias.

El ex capitán general de Valencia dijo después que, el día de autos, el gobernador civil de la provincia no hizo más que darle facilidades, hasta el punto de que cuando observó cómo un carro de combate se había situado frente a la sede de su departamento, le telefoneó, y al responderle que enseguida mandaría retirarlo, éste le dijo que no.

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