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El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

El hijo de Milans renuncia a realizar los cursos de ascenso a comandante

El capitán Juan Milans del Bosch, hijo del único teniente general procesado por el fallido golpe de Estado del año anterior, ha renunciado a asistir a los cursos de ascenso a comandante que desde ayer se desarrollan en Valladolid en la sede de la Academia de Caballería, arma a la que pertenece. El hijo de Milans del Bosch, que compareció el pasado mes de enero ante un consejo de guerra acusado de injuriar al Rey, ha alegado para presentar su renuncia una lesión que se produjo meses atrás montando a caballo, además de otras circunstancias personales.Los cursos de ascenso a comandante se celebran anualmente en las Academias de las respectivas armas. En el caso de Caballería, similar al resto de las otras armas, existe un examen previo de aptitud para los aspirantes, que es el que se desarrolla actualmente. Los oficiales que superen esta primera fasé se incorporan automáticamente al curso.

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Cuarta convocatoria para Pitarch

Uno de los oficiales de Caballería que asisten a este examen previo es el capitán José Luis Pitarch, arrestado en varias ocasiones por sus actitudes y expresiones en favor de la democracia, que se presenta en su cuarta y última convocatoria. Este capitán, número dos de su promoción de arma al salir de la Academia General Militar, periodista y licenciado en Derecho, fue suspendido en 1979; no pudo comparecer en 1980 por encontrarse cumpliendo arresto en la prisión militar de Alcalá de Henares, y tuvo que desistir al año siguiente por no serle admitida la posibilidad de posponer la prueba Física, a la que no podía acceder por encontrarse lesionado.

La Academia de Caballería, dirigida actualmente por el general de brigada José Tena-Dávila, ha saltado a la opinión pública en los últimos tiempos por ser un establecimiento en el que han ocurrido circunstancias especiales. Precisamente la Dirección de la Seguridad del Estado ordenó meses atrás la intervención de dos de sus teléfonos por considerar que en dicho centro existían "indicios racionales que permiten suponer que se pudieran estar realizando actividades con fines involucionistas".

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