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El Gobierno califica de absurda la información sobre una supuesta renegociación de la deuda exterior

Fuentes oficiales rechazaron como absurda la afirmación contenida en un informe de una publicación financiera internacional, según la cual España tendrá que renegociar su deuda exterior próximamente. "La información es absurda y cualquier persona familiarizada con las cifras exteriores y la economía española, lo sabe; pero, desde luego, algo de daño puede hacernos entre banqueros e inversores de tercera o cuarta fila que, como compradores potenciales de bonos españoles y al no vivir directamente nuestra realidad, pueden dejarse influir", manifestó una fuente oficial consultada.

La publicación, International Insider, es un confidencial financiero que se edita en Londres y que habitualmente recoge el punto de vista de la banca internacional activa en el euromercado. La aparición de la nota coincide con la recta final de la presentación de ofertas para el crédito de 400 millones de dólares que, como adelantó este periódico, negocia el Tesoro para cubrir una parte de la financiación del déficit presupuestario para este año.En este sentido, en medios informados se interpreta la nota sobre la renegociación de la deuda como una maniobra de presión de algunos bancos para mejorar las condiciones de emisión del eurocrédito español. "El año pasado ya ocurrió algo parecido y parece lógico pensar que este año vuelvan a la carga con informaciones que, aparte de absurdas, persiguen hacer daño", manifestaron las fuentes consultadas.

La intencionalidad de dicha información se desprende de un mínimo análisis de las cifras exteriores españolas. A finales de 1981, la deuda viva española a largo plazo se elevaba a unos 25.000 millones de dólares (los últimos datos oficiales son de septiembre y hablan de una cantidad ligeramente inferior), con un nivel de reservas del 15.278,2 millones de dólares.

Aparte de que el volumen de reservas ofrece un mullido colchón para cubrir cualquier eventualidad, hay que tener en cuenta que la deuda exterior es a plazo y los servicios anuales de la misma apenas si llegan al 8% de la misma, según la reciente opinión de un alto cargo del Ministerio de Hacienda. Es decir, que las obligaciones financieras españolas con el exterior, por su deuda en divisas, no llega a los mil millones de dólares anuales, cantidad que muy posiblemente ni se reflejará en pérdida de divisas a final del ejercicio.

Colchón mullido de reservas

Otro sistema significativo para medir el nivel de endeudamiento exterior de un país es la relación que existe entre la deuda viva a plazo con el Producto Interior Bruto (PIB). Según el servicio de estudios del Banco de Bilbao, ese porcentaje en el caso español era, a finales de año, del 13,22%.Si se tiene en cuenta que Dinamarca, otro país que estos días negocia en el euromercado un crédito jumbo en divisas, tiene una deuda exterior que representa el 30% de su PIB y que incluso está igualando las condiciones de España en los mercados exteriores, fácilmente se puede llegar a la conclusión de que el camino que queda por recorrer en los niveles españoles de endeudamiento exterior es aún muy largo y, en cualquier caso, la cifra de 25.000 millones aún no es preocupante, según las estimaciones oficiales.

Todo este tipo de informaciones contradictorias tiene mucho que ver con el momento en que se encuentran las negociaciones entre el Tesoro y la banca activa en el área internacional sobre la sindicación del crédito de 400 millones de dólares que busca el Reino de España. Esta semana está previsto que se cierre el plazo de ofertas para este crédito, con lo que es previsible que muchos bancos se encuentren ultimando sus ofertas.

Aunque todavía no parece que se haya recibido ninguna propuesta por escrito en el Tesoro, en medios bancarios madrileños se habla de la existencia de tres concretas, correspondientes a otros tantos grupos de bancos. En las tres ofertas se registra una fuerte polémica sobre: el spread o margen que sobre el Libor o el prime norteamericano puede aceptar el Tesoro.

En este sentido, la opinión generalizada es que el Reino de España no va aceptar ninguna sindicación que supere un margen de referencia de 3/8 sobre el Libor, al menos para la primera mitad de la vida del crédito. Otra opinión extendida es que, este año el Tesoro no quiere oír hablar de propuestas sobre el prime o preferencial norteamericano, en razón a que este tipo tiene una evolución más imprevisible y además es ahora más elevado que el Libor.

Pero la razón medular para esta actitud parece que se encuentra en la opinión, política de que este año las salidas españolas a los mercados exteriores, tanto institucionales como privadas, van a ser sensiblemente inferiores a las del pasado año, con lo que se elimina uno de los argumentos centrales que justificó la referencia parcial al prime en el eurocrédito del pasado año. En aquella ocasión no se quiso hacer competencia al sector privado al tiempo que se perseguía marcar la pauta, en cuanto al nivel del spread, para las posteriores salidas.

Este año, por el contrario, el fuerte desarrollo del mercado interno en pesetas a plazo, la ligera recuperación que se espera para el sector exterior, unas mejores perspectivas en la evolución de la balanza por cuenta corriente y unas necesidades inferiores de moneda extranjera, hacen pensar que no será necesario hacer equilibrios en cuanto a los distintos tipos y mercados y buscar, sencillamente, las mejores condiciones que se puedan obtener del mercado y que no son otras que un tipo basado en el Libor y un diferencial muy pequeño, según la opinión más extendida.

A este respecto, fuentes privadas han indicado que la única oferta, de las tres existentes, que se asemeja a las ideas que baraja el Tesoro es la capitaneada por el Manufacturers Hanover y el Bank of America, en la que también entran el Banesto y el Central. Las otras dos ofertas, capitaneadas por el Bilbao- Exterior y por el Chase-Hispano, incluyen la fórmula prime, además del Libor.

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