Política educativa de la Generalidad

Las necesidades y demandas reales de escolarización en los institutos de bachillerato siguen creciendo en Cataluña, a pesar de los sambenitos que se suele colgar a dichos centros y de las interesadas -y frecuentemente ficticias- excelencias que se cantan de otros tipos de enseñanza. La Generalidad desoye la realidad y pretende modificarla según su concepción clasista de la sociedad y para ello argulle, primero, que los presupuestos le llegan de Madrid y son escasos, por lo que, segundo, pretende que su tarea, puramente técnica según ella, es la de administrar esa miseria. ¿Cómo? No construyendo nuevos centros necesarios, reduciendo la matrícula y el cupo de profesores en la mayoría de centros veteranos, permitiendo sólo un leve incremento obligado en los de reciente creación, eliminando cuarenta grupos del nocturno, propiciando la desaparición de los nocturnos para que no estudien los trabajadores ... ; y, al mismo tiempo, sin ninguna seriedad ni dignidad, la Generalidad tolera y fomenta que se deje sin impartir varias asignaturas del Plan de Estudios vigente; obliga, contra toda pedagogía, a inflarse los centros con grupos de al menos cuarenta alumnos; concede las becas a los alumnos de colegios privados ca ros; niega a una parte del profesorado -numerario y no numerario- la estabilidad en su puesto de trabajo, etcétera. Y con suma desvergüenza, califica públicamente su actuación de planificación racional./