Escalada de violencia en Guatemala a dos semanas de las elecciones

Una gran escalada de la violencia, el incremento de las operaciones guerrilleras y el estrecho control policial de Guatemala preceden a las elecciones generales previstas para el 7 de marzo.En los últimos días aparecieron los cadáveres de 51 campesinos brutalmente decapitados, otras 33 personas resultaron muertas y desaparecieron al menos 43 familias enteras.

Este país centro americano, de ocho millones de habitantes, se enfrenta a una etapa electoral en pleno empuje de la actividad guerrillera. Hace dos semanas se formó la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que agrupa a varias formaciones secundadas por el Comité Guatemalteco de Unidad Patriótica (CGUP), que integra el ala política de la izquierda exiliada.

A la manera salvadoreña, las fuerzas guerrilleras se han agrupado, mientras cuatro candidatos antimarxistas luchan entre sí para ganar las elecciones del próximo 7 de marzo.

Estos cuatro hombres son el anticomunista Mario Sandoval, el nacionalista Gustavo Anzueto, el general oficialista Aníbal Guevara y el renovador (con el apoyo de la Democracia Cristiana) Alejandro Maldonado.

Según determinados sondeos, el candidato democristiano es el que cuenta con las simpatías de los jóvenes, pero no se descarta un fraude electoral a favor del general Guevara, que presidiría la república hasta el año 1986.

El resto de los partidos ha solicitado la presencia en Guatemala de observadores internacionales en el proceso electoral, lo que ha sido rechazado por el ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Castillo Valdez.

El proceso político está fuertemente marcado por la ola de violencia que azota el país. La matanza de 51 campesinos de la región de Quiché es objeto de todo tipo de controversias. Las autoridades siguen culpando a "terroristas comunistas" y se extrañan de que este hecho no haya sido condenado por Amnistía Internacional u otras organizaciones de derechos humanos. Por su parte, el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) -la organización guerrillera más potente del país- acusó a las fuerzas de seguridad guatemaltecas de haber realizado la matanza. Otro grupo de 43 familias campesinas ha desaparecido sin dejar rastro.