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El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

Menor crispación en la segunda jornada

Algunos encausados, harto conocedores del sumario que se está parcialmente leyendo, vuelven de vez en vez sus rostros para atisbar a sus familiares; tras las tres filas de periodistas. El coronel Manchado, de la Guardia Civil, quien según el fiscal o el propio Tejero primero se resistió a este a secundar su acción y luego se resistió a obedecer órdenes contrarias del teniente general Aramburu, tambien volvía su cara hacia atrás. Al terminar la vista de ayer se acercó a Francisco Mora, corresponsal de El Correo Catalán y le entregó un papel. Una caricatura del propio Mora, que tambien es dibujante y publica apuntes del juicio en varios periódicos. Puede decirse que se hablan estado dibujando mutuamente y que Manchado ha puesto una nota de humor y distensión en la vista.Menos humor denota el coronel San Martín acercándose al director de Diario-16 para recordarle que ya no mueve convulsivamente la pierna como si pedaleara, tal como contaba hace dos días en su crónica Pedro J. Ramírez. La ausencia de periodistas gráficos obliga a descripciones de este tipo, y todos -procesados, familiares, periodistas- notamos esa lógica tensión fruto de una insistente observación personal.

Los fotógrafos, una ausencia que se hace notar

Ayer, por un error de impresión, quedó invertido el dibujo de la primera página, que representaba a los encausados, quienes se sientan por orden de prelación de derecha a izquierda, frente a sus jueces. Fue comentado. Así como la errónea identificación en una fotografía de la esposa de Tejero; es mejor, aducian, que te confundan con ella que con Pasionaria. Pequeños malentendidos, el mal llevar de las fotografías (algún gesto destemplado), entre familiares y periodístas obligados a convivir durante semanas en un espacio físico notablemente reducido.

La convivencia está presidida por el respeto mutuo. No le falta razón a la esposa de un procesado: "Sabemos ya como ha comenzado esto; ahora hace falta saber como acabará". Las próximas sesiones serán lógicamente más tensas y conviene mantener el actual clima relativamente distendido. Ayer hasta las medidas de seguridad, sin perder rigor, tenían una imagen menos crispada.

El capitan Milans, hijo, estrechaba la mano de algún periodísta; entre café y café, junto al remolque-cantina, bajo una carpa, a la entrada de la sala, se comentaba la inmediata provisión de bolsas de comida para no tener que salir de¡ recinto militar y la mujer de Tejero denegaba amablemente comentarios a un periodista. Bajo el sol tibio el general Toquero jugaba con un perro policía que hacía demostraciones tras su instructor. Cierta melancolía plácida por lo que se está contando. Pero que todo continúe así.

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