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El escultor Paul W. Nevin expone sus obras en 'La Caixa' de Barcelona

Dieciocho esculturas, todas ellas de pequeño tamaño, forman la exposición dedicada a Paul W. Nevin en los locales de la obra social de La Caixa, en Barcelona.Nevin, nacido en Bayona (Francia) en 1949, pero formado escultóricamente en el Maidstonne College of Art de Inglaterra, y en México posteriormente, recoge en esta exposición el trabajo el año pasado, realizado en condiciones materiales precarias, aunque no por ello menos elaborado, junto a alguna obra de su etapa inglesa y mexicana.

Los trabajos expuestos, mayoritariamente bronces, si bien hay algunas piezas en mármol y otras en madera, son, en algún caso, proyectos de una obra que ha de tener mayores dimensiones, a fin de que pueda desaparecer la base de la escultura. El sentido del equilibrio -o la falta del mismo- es para Nevin un punto crucial. A este respecto es ilustrada la escultura, inspirada en otra del Museo Marítimo de Barcelona, titulada El monje en el barco, casi carente de base y oscilante, que mueve al autor a preguntarse si está dentro o fuera del barco.

Esta misma pregunta -"¿estoy dentro o fuera?"- reaparece en la pieza titulada Cementerio. Por un lado, el interior, tres estabilizados cipreses; por el otro, una pared inerte, que separa la muerte de la vida, ofreciendo una cara menos atractiva. Que una escultura tenga múltiples ángulos de visión, no necesariamente armónicos, es también una de las preocupaciones de Nevin, lo que le lleva en ocasiones a realizar obras cuya posición no se halla determinada previamente, tal es el caso de la obra titulada Columna vertebral rota, que puede colocarse vertical u horizontalmente, "al igual que las columnas griegas", dice Nevin, "que aún caídas siguen conservando la proporción y la belleza".

En general, toda su obra se enmarca en una tensión. El tres es para él un número de fuertes resonancias simbólicas, aunque no mágicas; por un lado, la expresión individual y emotiva, que lleva a recoger el sentido del juego, como por ejemplo en la pieza titulada Pequeña andaluza. Por otro, un intento de cierre de la obra a un mundo exterior vivido como agresividad constante e inmotivada. Este intento de cierre se plasina en volúmenes triangulares (Las tres gracias) o en bloques aristados (Familia). Finalmente, una proyección exterior que es a la vez negación ae la propia exterimidad.

En la obra de Nevin se detecta la influencia clara de Julio González, que él mismo reconoce, y que afirma es el motivo principal de haber venido a Barcelona, así como una preocupación constante por lo cotidiano y familiar. Cabe citar aquí la pieza Tres hermanos o Piropo, que recoge la figura de su mujer, resaltando las formas femeninas al estilo primitivo.

Pero si bien el mundo de Nevin es un mundo sencillo y poético, el escultor no rechaza por ello otras formas de la naturaleza consideradas dentro de lo escatológico en la medida en que sirva para agrandar el lenguaje y las referencias, intentando provocar una anulación de las barreras culturales entre lo aceptable y lo inadmisible.

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