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Progresiva implicación de EE UU en la guerra salvadoreña

Un alto funcionario norteamericano, el subsecretario para Asuntos Políticos Walter Stoessel, ha vuelto a afirmar en una entrevista concedida al semanario alemán Welt am Sonntag que su Gobierno no excluye una intervención militar directa en El Salvador. Las declaraciones de Stoessel se producen al día siguiente de que la Casa Blanca haya solicitado al Pentágono una investigación exhaustiva sobre el papel de tres consejeros militares estadounidenses a los que su propia televisión ha mostrado en una zona de combate de El Salvador portando fusiles ametralladores M-16.

Ayer mismo llegó a la base de Fort Bragg, en Carolina del Norte, un contingente de 450 soldados salvadoreños que recibirán entrenamiento antiguerrillero por especialistas norteamericanos. La agencia soviética Tass, en un despacho fechado en Washington, acusa a la Administración Reagan de estar mintiendo a los norteamericanos sobre el papel que Estados Unidos está jugando en El Salvador. Una delegación del Congreso de EE UU está desde el sábado en el país centroamericano para investigar in situ lo que aparece como implicación progresiva de Washington en una guerra civil. Otras dos delegaciones más partieron ayer de la capital federal.A pesar de todo, las declaraciones oficiales se repiten de forma un tanto machacona. No habrá un nuevo Vietnam en Centroamérica. No, los instructores no participan en acciones de combate. No, los fusiles ametralladores M-16 no están destinados a la lucha, sólo a la autodefensa. No, los consejeros no salen de las zonas que están controladas por el Ejército salvadoreño.

Todas estas afirmaciones, expuestas y repetidas en múltiples ocasiones por los primeros responsables de la política norteamericana, incluido el propio presidente Ronald Reagan, no logran tranquilizar a la opinión pública estadounidense, cada vez más sensibilizada con la situación en Centroamérica.

La imagen no miente

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Los grandes periódicos, la televisión, informan cada vez con mayor detalle de la situación. Las imágenes no mienten. El Salvador está en plena guerra civil y Estados Unidos implicado en ella, con la presencia de consejeros militares y el envío de armamento al Gobierno legal de San Salvador. Lo que no impide que líderes de la guerrilla viajen casi constantemente a Washington, para conferencias de Prensa o, incluso, discretos contactos con responsables del Departamento de Estado.

Como en los últimos años de la guerra del Vietnam, los medios políticos norteamericanos están divididos. Las diferencias aumentan cuando se contemplan en todas las pantallas de televisión la presencia de consejeros armados con fusiles M-16, idénticos a los que equipaban a los soldados norteamericanos en el sudeste asiático.

Las imágenes de los instructores, con pantalones vaqueros y portando fusiles ametralladores, fueron filmadas por la televisión Cable News Network en la pequeña localidad de El Delirio, a unos veinte kilómetros de San Salvador. "No era una zona de combate", aclararon en Washington funcionarios de la Administración Reagan, aunque 48 horas antes el área había sido escenario de violentos enfrentamientos. Se insiste en el carácter de consejeros de los militares estadounidenses en El Salvador; sólo para arreglar puentes o para orquestar a la milicia en su lucha contra los guerrilleros.

Tres delegaciones del Congreso, integradas por senadores y miembros de la Cámara de Representantes, salieron este fin de semana hacia El Salvador para recoger informaciones directas de esta guerra larvada en la que Estados Unidos se embarranca cada vez más.

Pretenden ver por sus propios ojos si es cierta la afirmación del presidente Reagan de que en El Salvador ha mejorado el respeto de los derechos humanos, condición imprescindible para convencer al Congreso de que conceda más ayuda económica y militar al Gobierno de Napoleón Duarte.

Batallón de mil hombres

También durante el fin de semana ha llegado a la base militar estadounidense de Fort Bragg (Carolina del Norte) un nuevo contingente de soldados salvadoreños, que forman parte del batallón de mil hombres que reciben instrucción de lucha antiguerrilla por los célebres boinas verdes del Ejército norteamericano.

Pero la versión oficial es una y otra vez que no habrá una repetición del Vietnam en Centroamérica. La posición de la Casa Blanca es sostener al Gobierno de José Napoleón Duarte para que organice unas elecciones generales el próximo 28 de marzo.

Washington cuenta con el apoyo de los países del hemisferio miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), con excepción de México, Nicaragua y Granada, para llevar a término su programa en El Salvador.

La Casa Blanca propone también programas de ayuda económica masiva para Centroamérica, en un denominado plan Marshall, y al tiempo amenaza a Cuba con represalias por su apoyo a la guerrilla centroamericana y potencia la presencia militar en Cayo Hueso (Florida).

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