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"Las anilidas no lo explican todo", según el doctor Segovia de Arana.

"Averiguar por qué se produce la pérdida de peso en los pacientes del síndrome tóxico podría suponer un gran avance hacia la identificación del causante de la enfermedad. Las anilidas no lo explican todo. Esa pérdida de peso parece indicar que se produce una fuerte oxidación en el organismo, por la cual los enfermos, a pesar de estar bien nutridos, pierden peso progresivaniente y su aspecto nos recuerda al de los presos de los campos de concentración. Y esto nos hace pensar en un tóxico tremendamente eficaz en dosis muy pequeñas y que persiste mucho tiempo en el organismo". Estas declaraciones fueran hechas ayer por el doctor Segovia de Arana, ex secretario de Estado para la Sanidad y codirector de la clínica Puerta de Hierro, durante una sesión clínica sobre el síndrome tóxico.Entre los datos aportados, figuran los siguientes:

La patología vascular se presenta como principal afectación, aunque no alcance a las principales arterias y venas, ni al corazón ni al riñón. En la primera fase de la enfermedad (hasta agosto), según la disertación del doctor Horacio Oliva, tuvo una mayor incidencia pulmonar; en una segunda fase se advirtió un cuadro patológico extendido al aparato digestivo, las glándulas salivares y la piel, el hígado y el páncreas; y en una tercera fase se acusa la afección neuromuscular. Las causas de la muerte, en la mayoría de los casos, según los estudios realizados y las conclusiones obtenidas y aceptadas en común por los hospitales madrileños, son, en primer lugar, infecciosas, principalmente por insuficiencia respiratoria por atrofia muscular, y luego, hemorrágicas.

Según el doctor Oya, que había expuesto previamente el caso anatomoclínico de un paciente, como parte de la base de desarrollo de la citada sesión, la evolución de los pacientes de la clínica de La Concepción es favorable, y este hecho es generalizable a los demás hospitales. En criterio opuesto se manifestó el doctor Vallejo, quien advirtió sobre la reaparición de incidencia pulmonar, en esta última fase de la enfermedad, en algunos pacientes, y que dicha reaparición podría agravarse.

En relación con el tratamiento seguido a base de corticoides / esteroides, el doctor De la Morena manifestó su inquíetud sobre la posibilidad de que estos medicamentos hubieran producido un enmascaramiento de la auténtica patología de la enfermedad. También fue planteada por diversas autoridades clínicas la interrogante sobre la eficacia de este tratamiento. Prevalecieron las opiniones de que ha sido indiferente o bien positivo. En este sentido, la aportación del doctor Linares indicó que los niños así tratados en este centro hospitalario han rspondído bien y presentan una menor atrofia muscular que en otras series clínicas.

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