El socialdemócrata Luis Alberto Monge, vencedor indiscutible en las elecciones de Costa Rica
El socialdemócrata Luis Alberto Monge, de 56 años, será el presidente de Costa Rica a partir del próximo 8 de mayo. El candidato del Partido de Liberación Nacional obtuvo el domingo una de las victorias electorales más abultada en la historia de este país. Al interrumpirse el escrutinio en la madrugada de ayer, a falta de contabilizar un tercio escaso de las mesas, Monge se adjudicaba el 58,6% de los votos, frente aun 33,8% de Rafael Calderón, propuesto por la coalición socialdemócrata del actual Gobierno.
Esto significaba que al final del recuento habrá entre ambos una diferencia numérica de unos 240.000 votos sobre un total aproximado de un millón de papeletas. La abstención subió cuatro puntos, hasta un 22%, respecto a las elecciones de 1978.En la votación para diputados de la Asamblea Nacional los porcentajes de los dos primeros partidos se redujeron ligeramente en beneficio de otras listas menores de ámbito nacional y provincial. Con todo, Luis Alberto Monge tendrá en la Cámara una cómoda mayoría de 33 escaños sobre un total de 57, la bancada más numerosa que haya tenido nunca.
La coalición socialeristiana Unidad baja desde veintisiete hasta dieciocho diputados; los comunistas ascienden desde tres hasta cuatro; el ultraderechista Movimiento Nacional tuvo que conformarse sólo con uno, y el último se lo adjudicó un partido provincial.
Hay que remontarse a 1953 para encontrar una victoria más amplia, la de José Figueres, que logró entonces el 64,7% de los votos. Luis Alberto Monge obtuvo, en una jornada electoral modélica, el apoyo masivo que había pedido a los costarricenses para superar la gravísima crisis económica en que ha metido al país la Administración de Rodrigo Carazo.
Un síntoma del rechazo popular de la anterior Administración fue el abucheo que dedicaron a Carazo cuando acudió a votar a su colegio electoral, donde hubo forcejeos y aún algún puñetazo. Los resultados electorales son interpretados como un voto de castigo al último Gobierno.
La ruidosa democracia de Costa Rica (las simpatías políticas se demuestran aquí con banderas y bocinas) demostró el domingo que, incluso en medio de la peor crisis de su historia, tiene fe en las urnas.
En este sentido se pronunció el presidente electo al ser reconocida su victoria por los contrincantes cuando apenas se había contabilizado el 3% de los votos. "Mi gran reto", dijo, "es demostrar a los pueblos que se desgarran en luchas fratricidas que el sistema democrático puede resolver problemas de miseria".
El presidente electo aludió a la ayuda norteamericana. "Si nos ayuda ahor,a a desarrollar nuestros propios programas de producción", dijo en su primera conferencia de Prensa, "no tendrá que enviarnos armas mañana, porque de las otras amenazas ideológicas nos encargamos los costarricenses".
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