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Reagan amenaza con adoptar más sanciones si la situación polaca sigue deteriorándose

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, en su tradicional discurso anual sobre El estado de la Unión, pronunciado esta madrugada ante la sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, insistió una vez más en que, "si la situación continúa deteriorándose en Polonia, seguirán nuevas medidas".

En su discurso, dedicado casi enteramente a la presentación del nuevo federalismo, Reagan añadió que "nuestras sanciones contra la dictadura militar, que ha atentado contra los derechos humanos en Polonia -y contra el régimen soviético que está detrás de esa dictadura militar-, demuestran claramente al mundo que Estados Unidos no 'continuará normalmente' sus relaciones con regímenes opresores".El presidente norteamericano dio un repaso general a los principales capítulos de la política exterior norteamericana, con especial énfasis en la situación polaca y su incidencia en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión. Reagan recordó ante el Congreso norteamericano que el próximo sábado, día 30, será declarado día de solidaridad con el pueblo de Polonia.

Señaló, sin embargo, que EE UU sigue trabajando en pro de una reducción de armamento y fuerzas militares con la URSS, pero que Washington continúa considerando esencial negociar "desde una posición de fuerza". De ahí el espectacular programa de gasto militar en Estados Unidos, "necesario para proteger nuestra seguridad nacional", añadió el presidente.

Sus encuentros cumbres en Ottawa y Cancún, el firme deseo de "mantener y estrechar las alianzas tradicionales con Europa y Asia", junto a la política de EE UU para el desarrollo económico en el érea del Caribe y Centroamérica -pasaje que aprovechó para denunciar la exportación del terrorismo que practican Cuba y Libia-, sin olvidar el desarrollo clave de las relaciones de amistad y cooperación con los países de Oriente Próximo, completaron las referencias de Reagan en política exterior.

Devolver gran parte del poder a las administraciones locales de los Estados federales constituyó el núcleo de las propuestas del nuevo federalismo que el republicano Ronald Reagan, presentó ante la sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, en su discurso sobre El estado de la Unión.

A pesar de las proyecciones de un déficit público considerable para 1983, cifrado en más de 100.000 millones de dólares, no se prevé que el presidente haga caso de las recomendaciones de sus consejeros, evitando la creación de nuevos impuestos sobre el tabaco, alcohol y gasolina.

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Medidas que, sin lugar a dudas, tendrían una amplia repercusión sobre la popularidad del presidente y su Partido Republicano, en un momento de campaña electoral en Estados Unidos para la renovación, el próximo mes de noviembre, del total de los 435 escaños de la Cámara de Representantes, hoy dominada por la mayoría del Partido Demócrata, y 33 escaños de los cien que integran el Senado, actualmente controlado por la mayoría del Partido Republicano.

El Capitolio, sede del Congreso estadounidense, lucía todas sus galas en la noche washingtoniana, cubierta bajo la nieve, cuando el presidente se dirigía a la sesión conjunta de las dos Cámaras, cuerpo diplomático, invitados de honor y Prensa. Ronald Reagan, en un clima de deprimida situación económica, intentaba tomar otra vez la iniciativa con un discurso calificado de histórico en su programa de nuevo federalismo, considerado como revolucionario por los partidarios de la política de la Administración Reagan.

El presidente prepara una serie de viajes por varios Estados para mejor convencer a los ciudadanos de las ventajas de reforzar las administraciones locales. Una gira que, en año electoral, no dejará de ser de un considerable apoyo para los candidatos del Partido Republicano.

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