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Reportaje:Un año de Administración republicano-conservadora en EE UU / 2

Malestar en las capas sociales más pobres por los recortes presupuestarios de Reagan

Hoy, un año después, hay un escepticismo general sobre las posibilidades de triunfo de los reaganomics. Se suma además un amplio malestar en las capas sociales más pobres de EE UU -entre los negros, en particular- por los múltiples recortes en programas de asistencia pública.Pero lo más grave para las teorías de la nueva doctrina económica de "estímulo de la oferta" es que tampoco los inversores de Wall Street reaccionan favorablemente a las iniciativas económicas del presidente. Temen que el descontrol del gasto público genere más inflación, único aspecto en el que Reagan logra un saldo positivo para 1981.

Para terminar de complicar las cosas, Reagan podría anunciar el incremento de impuestos indirectos, que afectarían, a partir del presupuesto Fiscal de 1983, al tabaco, la gasolina y el alcohol.

Todo un panorama complejo y poco halagüeño para los republicanos de cara a las elecciones del Congreso que se celebrarán el próximo mes de noviembre. Los demócratas -que también el pasado miércoles celebraron el primer aniversario de la presidencia Reagan calificándolo de "éxito político y desastre económico"- esperan mantener la mayoría en la Cámara de Representantes, que vienen controlando desde hace veintiocho años, e incluso creen que ganarán unos veinte escaños.

Inyección de optimismo

Como nueva inyección de optimismo popular, algo que el presidente Reagan logra vender mejor que cualquiera de los anteriores presidentes, el jefe de la Casa Blanca anunciará el próximo martes ante el Congreso, en su tradicional discurso sobre el estado de la Unión, las líneas maestras del nuevo federalisrno.

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Calificado de revolucionario por los partidarios de Reagan, el nuevo federalismo consistirá en devolver a cada uno de los cincuenta Estados de la unión de EE UU las competencias en materia de transportes, enseñanza o asistencia pública. En total, unas cuarenta directivas que hoy son competencia de la Administración federal pasarán a los Estados.

Así pues, el Gobierno federal se descargará de ciertas responsabilidades y gastos, en aras de un ahorro general en dinero y personal burocrático. Algo muy loable que beneficiará, posiblemente, a Estados ricos, sobre todo los productores de petróleo, como Texas o Alaska, pero que puede ser fatal para Estados como, por ejemplo, Michigan, con una economía muy deprimida debido a la crisis del sector del automóvil, concentrado en el área de Detroit.

El riesgo político que debe afrontar Reagan de cara al futuro al año de su primer aniversario de gestión en la Casa Blanca, pasa por un incremento de la insatisfacción, que va desde los negros hasta los ultraconservadores.

Escuela pública o privada

"Yo fui el promotor de la propuesta", reconoció noblemente el presidente Reagan en su última conferencia de Prensa, cuando se le preguntó por el cambio de legislación en los impuestos en las escuelas, considerado como favorable al racismo. Reagan pretendía que las escuelas privadas que hoy no pueden beneficiarse de ciertas exenciones fiscales por su segregación racial, al no admitir alumnos negros, vieran cambiar la actual ley.

La iniciativa, en la que Reagan ha dado marcha atrás, originó una oleada de protestas entre los líderes de la población negra, que acusaron al presidente de alimentar tendencias racistas. "Defenderemos los derechos raciales a punta de bayoneta si es necesario", debió corregir el presidente tras el temporal político que se te venía encima.

Sumado al malestar entre la comunidad negra, afectada por los recortes sociales del presupuesto y con un índice de desempleo doble que el de la población blanca, el desliz del presidente en modificaciones de leyes federales no contribuirá, en cualquier caso, a calmar los ánimos entre la población de color.

Lo curioso del primer año de balance de la presidencia Reagan -que tiene en su honor el ser consecuente en la política que anunció durante su campana electoral, gracias a la cual fue elegido por una abrumadora mayoría- es que tampoco las fracciones más conservadoras del Partido Republicano están satisfechas de la presidencia Reagan.

Demasiado liberal

Simplemente, porque es demasiad o liberal, al no anular la legislación que autoriza el aborto, bajo ciertas condiciones; porque no impone la plegaria obligatoria en las escuelas, o, simplemente, porque no vende aviones de caza supermodernos a Taiwan, frente al peligro rojo de la China de Pekín.

Los hombres de la denominada nueva derecha, encabezada por el senador republicano de Carolina del Norte Jesse Helins, los líderes religiosos de la mayoría moral, como el pastor Jerry Falwell, o los recaudadores de fondos para las campañas políticas del Partido Republicano, como Richard Viguerie, son críticos porque Reagan "ha perdido muchas oportunidades" para que Estados Unidos recupere sus "valores tradicionales". Todos ellos fueron elementos claves en promover el movimiento popular que dio la victoria a Reagan el 4 de noviembre de 1980. Hoy son menos entusiastas.

Por último, para un presidente que afronta siempre el mal tiempo con buena cara, que se recuperó totalmente de su intento de asesinato, el pasado 30 de marzo, sur,gen también críticas entre la Prensa a la hora de valorar la transparencia informativa de la Administración Reagan hacia los medios de comunicación. Reagan, defendiendo la lógica necesidad de salvaguardar los secretos de Estado, impone medidas restrictivas al acceso de la Prensa a la información, de incalculables consecuencias a largo plazo.

Crisis económica, malestar racial, descontento de los conservadores, problemas con la Prensa, figuran en primera línea de los problemas que tiene la Administración Reagan en política interior el año de su primer aniversario.

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