Juan Ramón ha superado el purgatorio del olvido, según Ricardo Gullón.

El centenario del nacimiento de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) culmina con la edición, en veinte volúmenes, de la obra del poeta de Moguer, que presenta Taurus Ediciones con criterios editoriales idénticos para cada tomo y con una vuelta necesaria a los primeros textos publicados por Juan Ramón que, como se sabe, era extremadamente exigente con sus versos, en los que introducía constantes variaciones.

El profesor Ricardo Gullón, juanramoniano de autoridad indiscutible y coordinador de esta «edición del centenario», que se presenta mañana a las ocho en el Instituto Nacional del Libro, considera que éste es «el mejor homenaje que se puede hacer a un poeta» y que las características de la edición «se ajustan a lo que imaginábamos hubiese deseado su autor». El valor de la publicación de esta obra casi completa del autor de Platero y yo está, según Gullón, además de en la calidad, en que se ponen al alcance del- público «versiones absolutamente fieles a las que publicó Juan Ramón en su día, sin interferencias de terceras personas».Hasta ahora han aparecido diez volúmenes, a quinientas pesetas la edición en rústica, y a 3.000 la de lujo. Los otros diez se publicarán entre los meses de enero y abril. «Este precio, relativamente económico, ha sido posible», explica el coordinador de la edición, «gracias al desinterés de Taurus y al apoyo del Ministerio de Cultura, en especial el del director general de Promoción del Libro, Matías Valles».

Esta será la primera edición uniforme sobre Juan Ramón y la primera que sitúa cada libro en su contexto histórico, gracias al trabajo de los prologuistas,, cuya «variedad y calidad» destaca también Ricardo Gullón. Ese trabajo ha quedado repartido, a. partes iguales, entre poetas y críticos. Además, cada tomo ofrece, en. algunos casos dentro del prólogo, apéndices con datos de primera mano respecto a dónde o cuándo se publicaron las primeras versiones de los poemas que Juan Ramón Jiménez recogía más tarde en libro, y referencias muy valiosas sobre el eco que tuvieron esos libros en la fecha de su primera publicación.

Juicios acertados

Estos datos sirven para contrastar el juicio del prologuista de hoy con el de quienes hace treinta o cuarenta años se enfrentaron por primera vez con esta poesía. Al respecto, Ricardo Gullón subraya los juicios acertados y las agudas valoraciones que hicieron entonces críticos o escritores como Cansinos Assens, Díez Canedo y Cipriano Rivas Cherif, entre los muchos que anticiparon «Opiniones que hoy nos aparecen como plenamente válidas».También existió el caso contrario, es decir, el de quienes se equivocaron con la poesía de Juan Ramón, y Gullón señala el más destacado porque le parece «especialmente notable por lo obtuso del criterio crítico y por la importancia que tenía su autor». Se refiere a Julio Casares y su opinión sobre la que posible mente era la mejor obra publica da hasta entonces por el futuro premio Nobel, Diario de un poeta recién casado. Casares, primero en una reseña bibliográfica, y luego en un artículo, atacó esta obra refutándola de decadente cuando «el futuro, naturalmente», dice Ricardo Gullón, «ha mostrado que ese libro fue el comienzo de la gran renovación de la poesía española y, quizá, el germen de mucha de la poesía que se ha escrito después».

Ricardo Gullón, que se muestra entusiasmado con esta «edición del centenario », ya prácticamente concluida, va más allá en la valoración de Juan Ramón Jiménez, al que llama «el poeta presidente del medio siglo de oro que en nuestros tiempos se ha dado, y el mentor de los poetas españoles, más jóvenes». En este sentido, lo sitúa entre los creadores más importantes de nuestra lengua y como un poeta «verdaderamente universal», a quien, para entender verdaderamente en su grandeza, «hemos de comparar con Rilke, T. S. Eliot, Ezra Pound o Giuseppe Ungarotti, es decir, con los hombres que en el panorama de la lírica mundial representan el cambio y la libertad creadora».

El centenario de Juan Ramón ha servido, además, para rescatarlo definitivamente del purga torio del olvido a que es sometido todo artista por sus contemporáneos. «Ese purgatorio», dice Gullón, «también pasó, evidentemente, por nuestro poeta, pero ha sido superado con un periodo como el actual, en el que empieza a ser estudiado por las generaciones más jóvenes». «Mi impresión», concluye, «no puede ser más optimista, porque han sido los más jóvenes quienes más han sorprendido en este centenario por la calidad de sus aportaciones críticas o biográficas, entre los que citaré solamente los nombres de Ignacio Prat y Francisco Javier Blasco, profesor de Barcelona y Salamanca, respectivamente».

Precisamente en el último de los aspectos citados, el biográfico, Jorge Urrutia estudia hoy, en la página 4 del suplemento de LIBROS, la vida del poeta entre su salida del colegio y su primer viaje a Madrid, cuatro años después, en 1900. Estos innumerables estudios juanramonianos avalan el éxito de un centenario que traspasó incluso el límite de su año.