Se publican dos cartas inéditas de Valle-Inclán a Manuel Azaña
La revista Insula reproduce, en su último número, dos cartas inéditas enviadas por Valle-Inclán a Manuel Azaña en 1923, que retratan a su autor ante el golpe de Estado realizado en septiembre de ese año por el general Primo de Rivera y, el homenaje que le dedicó la revista La Pluma.Las cartas, cedidas por Jaime del Valle-Inclán, hijo del escritor, residente en París, en donde se dedica a la pintura, van precedidas de un comentario de Dru Dougherty, para quien constituyen una muestra más de los lazos cordiales y políticos que unieron al que fue presidente de la República y a Valle-Inclán y de la pena y rabia que sentía Valle-Inclán al presenciar lo que juzgaba la degradación de la vida nacional.
En la primera carta, Valle-Inclán expresa su gratitud por el número homenaje que le tributó La Pluma, al tiempo que su temor por que esa consagración señalase la clausura de su vitalidad artística.
«Yo sentía algo de necrológico leyendo este número de La Pluma. Sólo usted se encara con un hombre vivo», escribe refiriéndose al artículo de Azaña, «y descubre su dolor y su drama. Pero los más cuentan historias de un tiempo tan lejano, que, de verdad, me parece un muerto aquel de quien hablan. Un muerto y un ajeno».
La segunda carta es un texto en el que Valle manifiesta su desprecio por el «rufianismo» representado por el régimen de Primo de Rivera y su censura para el rey, el Directorio y el diario liberal El Sol, que en un primer momento aprobó el golpe de 1923.
