Garaikoetxea hace una "valoración sombría" de 1981 en materia autonómica

En un tono mucho menos eufórico que el pasado año, el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, señaló ayer en el curso de una conferencia de Prensa, celebrada en Vitoria, que 1981 no había sido un año fácil, y que, en consecuencia, no podía ocultar una «valoración sombría» del curso político en materia autonómica. Sin embargo, los acuerdos adoptados a última hora entre las dos administraciones, relacionados con la reestructuración de los sectores industriales y la financiación de la policía vasca, eran datos, en su opinión, «ligeramente esperanzadores».Con la aprobación del concierto económico en el Consejo de Ministros del 30 de diciembre de 1980, junto al perfil del embrión del cuerpo de la policía vasca, ocasionó un balance del ejecutivo autónomo especialmente positivo en aquellas fechas. La clave del discurso de Carlos Garaikoetxea era entonces que el gabinete había tenido que partir de cero en su camino hacia la profundización del autogobierno y que, a pesar de la inexperiencia, tres importantes acuerdos concretos -conciertos, policía autónoma y transferencias en materia de educación- permitieron al ejecutivo vasco lanzar «honrada y decididamente un mensaje de ilusión y esperanza».

Este año, el peligro de involución que constantemente ha amenazado al proceso democrático -«y todos hemos podido comprobar la fragilidad del mismo»- y la crisis económica, con la consecuente situación del paro creciente, son las preocupaciones que se reflejan en la valoración realizada por el presidente del Gobierno vasco.

Al realizar el balance del año 1981, calificado por él mismo de «accidentado», la valoración en lo que al diálogo Madrid-Vitoria se refiere en materia de transferencias no fue muy positiva, ya que, a pesar de los últimos acuerdos, los logros han sido escasos. Sin embargo, el presidente del Gobierno vasco prefirió «aparcar» el posible «cambio de estrategia», anunciado recientemente por el portavoz del ejecutivo, para la ocasión en que las negociaciones sobre la ley armonizadora no sean todo lo fructíferas que los nacionalistas vascos esperan.«El hecho de que se haya llegado a estos últimos acuerdos», dijo, es síntoma «de cierto cambio de actitud en el diálogo entre los dos gobiernos».

Preocupación por la LOAPA

Sin embargo, las actuales negociaciones sobre la ley orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) están siendo el principal motivo de preocupación del Gobierno vasco, que considera que dicho proyecto es «el más grave que hemos heredado desde el punto de vista autonómico en 1981 ».Finalizó el presidente del Gobierno vasco realizando una valoración positiva de la evolución decreciente de la violencia en el País Vasco. En su opinión, la presión social, los logros palpables conseguidos por las vías políticas, los reveses en la infraestructura de los grupos armados, el cese de la actividad de ETA Político-militar y «la odiosidad de la violencia en sí» son acaso los factores que han contribuido al decrecimiento de «este enorme problema de nuestra sociedad». En este sentido, Carlos Garaikoetxea señaló que tenía puestas sus esperanzas en la progresiva pacificación de la sociedad vasca en 1982.