Nochebuena triste para los 30.000 polacos refugiados en Austria
Una buena parte de los 30.000 polacos que han pedido asilo político en Austria y los turistas sorprendidos en este país al decretarse la ley marcial en Polonia, han pasado la Nochebuena escuchando la misa del gallo, y a veces han repetido sesión.Austria, país que practica una tradicional política de asilo, desempeña un importante papel en la canalización de la ayuda occidental a Polonia y a los refugiados polacos en la actualidad.
En vísperas de las Navidades, la población austriaca, que habia dado muestras de hostilidad contra la invasión de emigrantes polacos, se ha volcado para proporcionar ropa de abrigo, comida y víveres a los refugiados.
Los seis sacerdotes polacos residentes en Viena anduvieron atareadísimos la noche del 24 de diciembre para oficiar misa en los campos de refugiados de Traiskirchen y Goetzendorf, que alojan cada uno a 2.500 personas, y en la iglesia polaca de Viena.
En Goetzendorf, un cuartel cedido parcialmente por el Ejército austriaco, la ceremonia se ofició al aire libre bajo la intensa nevada que no cesó en toda la noche.
Poco después, los mismos sacerdotes, todavía con el cabello húmedo, repetían la misa ante unas 2.000 personas que desbordaban la kosciol polski, el templo polaco de Viena.
A la entrada del templo, los polacos intercambiaban direcciones -Solidaridad se está organizando en el exilio de Viena- y repartían octavillas, en una de las cuales Polonia aparecía como un rostro envuelto en un saco y amordazado.
Los españoles residentes en Polonia, algo más de un centenar, se encuentran bien y han acogido sin ninguna queja o problema específico la entrada en vigor del estado de excepción, informaron fuentes dignas de crédito procedentes de Varsovia. Unos diez españoles se hallaban en tránsito en Polonia cuando se decretó la ley marcial. Todos ellos pudieron salir del país sin ninguna dificultad.
Españoles en Polonia La colonia española en Polonia unas treinta familias en total está formada sobre todo por antiguos republicanos, algunos de los cuales llevan casi cuarenta años en territorio polaco.
Muchos de estos españoles son jubilados, cobran una pensión del Gobierno polaco y se sienten muy agradecidos por la acogida que les dispensó la república popular polaca cuando no podían regresar a su tierra de origen a causa de sus ideas políticas.
La vuelta a España, que algunos de estos jubilados desearían ahora, se ve imposibilitada por la falta de acuerdo entre el Gobierno polaco y el español en el tema de las pensiones de vejez.
La falta de acuerdo afecta también a los republicanos jubilados residentes en otros países socialistas europeos como Checoslovaquia y Hungría, ya que en el caso de que se trasladasen a España no verían reconocidos sus años de trabajo activo por las autoridades españolas ni podrían seguir cobrando su pensión actual, dada la no convertibilidad de monedas como el zloty polaco, la corona checoslovaca o el forint húngaro.
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