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Carlos Barral vuelve al mundo de la edición con novelas de Bryce Echenique y Manuel de Lope

La Biblioteca del Fenice, nueva colección de la editorial Argos Vergara, que dirige Carlos Barral, presentó el pasado lunes, en Barcelona, y hoy lo hace en Madrid, las dos primeras obras que la componen. Se trata de la novela de Alfredo Bryce Echenique La vida exagerada de Martín Romaña y la de Manuel de López El otoño del siglo.

Bryce Echenique es un escritor peruano afincado en Francia desde hace algunos años. Su primera obra importante fue Un mundo para Julius, que también editó Barral en la editorial que llevaba su nombre. Bryce afirmó que la vuelta de Barral al mundo editorial es una gran noticia, ya que es el único editor que se atreve a publicar obras del volumen de la suya (seiscientas páginas).Manuel de Lope, burgalés y también afincado en Francia, se negó a resumir su novela argumentando que si hubiera podido escribir un telegrama no hubiera escrito un libro.

Más explícitos fueron Josep María Castellet, que presentó el texto de Bryce Echenique, y Fernando Savater, que hizo lo propio con El otoño del siglo. Castellet dijo que la obra de Bryce supera a las anteriores de este autor y que permite múltiples lecturas En principio es una obra falsamente biográfica. Narra la vida de un peruano en París en un tono autocrítico e irónico. Es también una novela de exilio, en la que el escritor se mira como en un falso espejo desconectado de la realidad. De todo ello resulta una desmitificación de la capital de Francia. Castellet añadió que la novela ayuda a «los más viejos de entre nosotros, que tras haber sido devorados por la política, intentamos recuperar un cierto sosiego».

Savater dijo que estaba allí a petición de Barral, y que no conocía a Manuel de Lope, si bien había podido comprobar, leyendo el libro, que ambos habían participado en el lanzamiento de monedas con el que J. J. Servan Schreiber fue recibido en su primera conferencia en la Universidad de Madrid. Afirmó que la novela no es ni política, ni realista, ni testimonial, ni una lata «en el sentido lato del término», sino una búsqueda de una vitalidad a través de un proceso de regeneración tan fuerte que acaba con él. Dijo también que se trataba de una novela de amor, en el sentido en que no hay amor, sino pruebas de amor. «De Lope», terminó diciendo, «es un novelista, no un narrador. El narrador no entiende lo que cuenta. De Lope, sí, pero lo entiende sin desencantar al lector».

La obra de Manuel de Lope ha sido previamente publicada en francés y ahora ha sido traducida al castellano. Curiosamente, según comentó el propio autor, las paginas que hacen referencia a Servan Schreiber tuvieron problemas con el editor francés, que las consideraba irreverentes.

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