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Infructuosa entrevista entre Alexander Haig y el ministro de Exteriores de Nicaragua

Tras la entrevista de una hora y media de duración celebrada ayer en Castries, isla de Santa Lucía, sede de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), entre el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, y el ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua, Miguel d'Escoto, las espadas siguen en alto entre Estados Unidos y Nicaragua.

Haig dijo que no recibió ninguna garantía de que Nicaragua "vaya a modificar su intervencionismo en El Salvador", y advirtió que EE UU podría replicar de la misma forma ante Nicaragua. Washington acusa al Gobierno de Managua de ser el puente que permite el flujo de armas procedentes de Cuba con destino a la guerrilla salvadoreña.El secretario de Estado norteamericano no descartó la eventualidad de una intervención militar, para impedir que Nicaragua se convierta en una segunda Cuba, en el hemisferio. La tesis de un bloqueo naval, como primer paso, estaría prevista por las autoridades estadounidenses.

Miguel d'Escoto, que solicitó la entrevista con Haig, consideró positivo este primer cara a cara con el secretario de Estado norteamericano, después de las repetidas acusaciones de Estados Unidos contra Nicaragua.

Pero a juzgar por las declaraciones de D'Escoto, Nicaragua no está dispuesta a doblegarse a los deseos de Washington. "Quien interviene en El Salvador es Estados Unidos, que es el único país americano que ha convertido en costumbre la intervención militar".

D'Escoto negó que su país interfiriera en la situación salvadoreña .y precisó que la mejora de los aeropuertos en Nicaragua -destinada, según Haig, a recibir aviones Mig-21 soviéticos- se realiza gracias a un préstamo internacional cedido a la ex dictadura de Somoza y que nunca fue utilizado.

Los hijos de Sandino

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"Nicaragua se está preparando militarmente", añadió D'Escoto, "para oponerse a cualquier intento de invasión militar extranjera, que no sería la primera de su tipo en la historia. No somos gente de miedo", prosiguió D'Escoto, "y los norteamericanos, más que nadie, deberían conocer cuál es el ánimo de los hijos de Sandino".Con la frase "ningún país centroamericano es ciego ni mudo, y son naciones que alcanzaron la mayoría de edad para analizar sus problemas", D'Escoto expresó la solidaridad de Nicaragua con la guerrilla de El Salvador. Recordó, a propósito de la situación en Centroamérica, la frase del ex presidente John F. Kennedy, cuando dijo: "Los que hacen el cambio político imposible, hacen el cambio violento inevitable".

Haig mantuvo entrevistas con la mayoría de los ministros latinoamericanos de Exteriores para exponer la opinión de la Administración del presidente Reagan ante la actitud de Cuba y Nicaragua.

El secretario de Estado norteamericano describió como "muy preocupante" para Estados Unidos la "tendencia al totalitarismo" de Nicaragua, de acuerdo con la nueva "doctrina" de la Administración Reagan, que diferencia sutilmente entre las dictaduras de derechas, autoritarias, y de izquierdas, totalitarias. Citó los ejemplos en la supresión de radios y Prensa libre, junto con el encarcelamiento de dirigentes liberales, sin olvidar el refuerzo espectacular del potencial militar de Nicaragua, con ayuda de Cuba, la URSS y otros países del Este.

En esta guerrilla dialéctica frente a las apacibles playas caribeñas del hotel La Toc, donde se celebró el tenso encuentro Haig-D'Escoto, el ministro de Asuntos Exteriores nicaragüense replicó a Alexander Haig, que Nicaragua demuestra el pluralismo democrático incluso en la cárcel, "donde tenemos a dirigentes del partido comunista, por violaciones muy concretas de nuestras leyes, junto a empresarios privados".

Los temas específicos de la agenda de la Organización de Estados Americanos, OEA, como el propio futuro de esta entidad interamericana, la admisión de nuevos miembros, el respeto de los derechos humanos y la cooperación al desarrollo, pasaron a un segundo plano en las primeras jornadas, totalmente dominadas, por esta entrevista, que no deja vislumbrar ninguna solución viable para el futuro de las relaciones entre Managua y Washington.

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