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Aparece en Francia una presunta hija de Perón

María Elena Sánchez -una presunta, o real, hija de Juan Domingo Perón-, de 36 años, afincada en París, ha contado a la revista La Semana, de Buenos Aires, una rocambolesca historia en la que aparece como agente del servicio secreto cubano G-2, guerrillera en Argentina y amante del ex presidente ecuatoriano almirante Alfredo Poveda Burbano, de quien dice tener un hijo. Pero la supuesta, o real, hija de Perón miente.

Miente al menos cuando dice, en un extenso reportaje grabado por el corresponsal de La Semana en París, Carlos Mutto, durante catorce horas, que asistió en la finca de Puerta de Hierro -donde viví, Perón cuando estaba en Madrid- a "una comida ofrecida por el fundador del justicialismo al generalísimo Franco, su esposa y su hermana Pilar, a la cual asistieron también Isabel y López Rega".Todo el mundo sabe que Franco y Perón no se trataron; ni siquiera se vieron durante los casi veinte años que Perón vivió en Madrid en calidad de exiliado político. Quienes conocieron a Franco se echarán las manos a la cabeza al conocer la historia. Franco, su esposa, Pilar, Perón, Isabelita y López Rega, en la finca "Diecisiete de Octubre", de Puerta de Hierro, invitados por Perón: casi nada.

Existen pruebas, o al menos una, de que Franco y Perón no se vieron ni se entendieron jamás, hasta el día en que fueron presentados oficialmente, durante la estancia de Héctor Cámpora, que luego fue presidente de Argentina, en Madrid. El 26 de mayo de 1973, un día después de haber jurado Cámpora como presidente, hubo una conferencia de Prensa de Gregorio López Bravo, entonces ministro de Asuntos Exteriores de España, en la Embajada de Buenos Aires. López Bravo era uno de los invitados oficiales a la ceremonia de la toma del poder de Cámpora y quiso reunirse después con los periodistas españoles acreditados en la capital del Plata como corresponsales.

Estábamos, si la memoria no nos es infiel, Pedro Massa, el decano, corresponsal de Abc; José Ignacio Ramos, de La Vanguardia -que además es consejero de información de la Embajada de España-; Cecilio Benítez de Castro, del desaparecido Madrid; probablemente, Raimundo Díaz Alejo -no nos acordamos muy bien-, de Ya, y quien estas líneas firma, como corresponsal de Efe, a quien acompañaba el director de la oficina de esta agencia en Buenos Aires en esa época, Ernesto Bonasso. También estaban Amilibia -no el Amilibia que hizo sucesos en Pueblo de los años 1967 y 1968, no recordamos bien si antes o después de Marlasca-, y Diego Carcedo, que entonces era corresponsal volante de la también desaparecida agencia Pyresa. Amilibia y Carcedo, junto con Miguel de la Quadra Salcedo y otros periodistas, habían venido a Buenos Airesi para cubrir la información del acceso al Gobierno del peronismo, después del triunfo electoral del 11 de marzo de 1973.

Ante una pregunta de este corresponsal acerca de si Perón y Franco se vieron alguna vez en Madrid, López Bravo respondió categóricamente que no, que se encontraron por primera vez frente a frente cuando él (López Bravo) los presentó oficialmente en una recepción en la que estaba presente Cámpora, presidente electo de Argentina. Ninguno de los testigos citados -si tienen buena memoria- nos dejará mentir.

Así que Perón, a no seéque López Bravo mintiera, no tenía trato con Franco, por lo que difícilmente su presunta, o real, hija María Elena Sánchez pudo haber asistido a una comida en casa de su presunto, o real, padre en la que estaban presentes Franco, su esposa y su hermana Pilar -a la que, como es público y notorio, Franco apenas veía, por otra parte-.

Del resto de la historia contada por María Elena a La Semana, en la que se codea con personajes como Fidel Castro, el Che, Regis Debray, la cúpula sindicalista del peronismo en los años setenta y otros, no podemos, en conciencia, decir si es cierta o no, como de su presunto o real parentesco con Perón. Pero quien hace un cesto, hace ciento. Y quien miente una vez puede mentir varias,

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