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La comarca onubense del Andévalo pide la prórroga del plan de explotaciones agrarias

Ayuntamientos y cámaras agrarias locales de veintitrés municipios de la deprimida comarca onubense del Andévalo han solicitado del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) la prórroga inmediata del plan de ordenación de explotaciones, aprobado por el Gobierno en junio de 1975, y declarado de utilidad pública e interés social.

Durante los seis años de vigencia del popularmente conocido plan Andévalo se han invertido 774 millones de pesetas, lo que representa tan sólo algo más del 50% de la inversión global prevista en un principio por el Gobierno central.

La escasez del presupuesto estatal ha sido la principal causa del incumplimiento del plan en la deprimida zona del Andévalo, desde donde emigró el 27% de su población en el período de 1960 a 1974. Otro motivo que ha impedido una positiva realización del proyecto ha estado centrado en el ridículo número de préstamos concedidos a los agricultores y ganaderos de esta subdesarrollada comarca, que sólo han alcanzado el 16% de lo establecido originariamente.

A pesar de la exigua cantidad invertida en los veintitrés municipios andevaleños -en los que se halla integrada el 17% de la población onubense-, hay que hacer constar que el IRYDA ha ejecutado un presupuesto de 448 millones de pesetas, lo que supone más del 82%, de lo previsto en el proyecto, entre obras de infraestructura y ayudas a explotaciones agrarias. No obstante, la actuación del IRYDA en la comarca se ha visto lamentablemente limitada, dado el reducido capítulo presupuestario que ha sido destinado, a nivel nacional, para atender las zonas de ordenación de explotaciones.

Durante los seis años de vigencia del plan Andévalo, la demanda de préstamos y subvenciones por parte del empresariado campesino ha sido constante y extraordinariamente alta, pero siempre ha chocado con las escasas disponibilidades presupuestarias del IRYDA, órgano encargado de la ejecución del proyecto.

Disminución de la población

Esta circunstancia y la progresiva descapitalización de la empresa agraria andevaleña ha sido bien aprovechada por las grandes sociedades forestales -incluida la empresa nacional de celulosas- que han comprado, a precios de saldo, dehesas y pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas para plantarlas masivamente de eucaliptus. Este fenómeno ha incidido de tal modo que durante el período 1975-1980 ha disminuido el número de explotaciones en un 14%.Respecto a la incidencia del plan en la comarca del Andévalo hay que subrayar un dato claramente negativo: durante el mencionado quinquenio 1975-1980, la población total ha permanecido estancada y la producción final agraria se ha visto incrementada en un 35%, según el IRYDA.

En opinión del citado organismo como datos claramente positivos, cabe destacar que, durante el señalado período de tiempo, el número de tractores en el Andévalo ha crecido en un 75%, y el de cosechadoras, en un 125%. Por otra parte, la superficie de riego aumentó en un 25%.

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