La modernización de Grecia
LA FORMA en que Papandreu expone el problema de las relaciones de Grecia con la OTAN, con Estados Unidos (en la cuestión de las bases militares) y con la Comunidad Económica Europea consiste, más que un puro y simple abandonismo, es una especie de renegociación y de obtención de condiciones. Grecia, país de vieja pobreza y de condiciones de inferioridad a partir del intervencionismo de posguerra -la actuación de las tropas de lo que aún era el Imperio británico y su relevo por la doctrina Truman de 1947-, ha sufrido una política internacional forzada por las necesidades; los Gobiernos dictatoriales -han utilizado estas relaciones internacionales como arma de política interior -una característica de los que se llaman a sí mismos nacionales-, y han obtenido muy poco por la prestación de sus servicios y de su territorio, a no ser unas ventajas personales cuya quiebra ha enunciado Papandreu en el discurso general de presentación de programa de Gobierno en la apertura del nuevo Parlamento.Papandreu asegura que los acuerdos militares no sólo no cubren los intereses nacionales de Grecia, sino que los ponen en peligro. Las fronteras de éste -con Turquía- no están suficientemente defendidas: la OTAN rearma al régimen turco, que es ahora una fortaleza occidental bajo dirección estrictamente militar. La estrategia del Egeo, la situación de Chipre -país para el que el nuevo Gobierno dice desear una independencia nacional con retirada de todas las tropas extranjerasy el riesgo de que las bases puedan ser utilizadas, sin autorización expresa de Grecia, contra países vecinos o próximos con los que tiene relaciones amistosas, parecen también preocupaciones esenciales del nuevo primer ministro. En el fondo está la esperanza que ya emitió su padre en otros tiempos, y que renueva ahora él, de una desuclearización de los Balcanes y una retirada del Mediterráneo de las fuerzas de países que no tienen orillas con él: tanto la URSS como Estados Unidos. Los matices del discurso parecen dar a entender que si algunos de estos desequilibrios se corrigieran, la insistencia en el desmantelamiento de las bases sería más lenta y más moderada. En el caso contrario, pediría el referéndum de retirada de la OTAN (cuya propuesta puede partir del Gobierno; pero la convocatoria pertenece al presidente de la República, que es miembro del partido hasta hace poco en el Gobierno abiertamente otanista). De la misma forma plantea su relación con la Comunidad Europea, que va a exponer en la próxima conferencia de Londres una negociación especial "para proteger a los trabajadores y granjeros" dentro de las obligaciones de la comunidad. Estas medidas se completan con un plan general de desarrollo interno en la industria y en la economía; pretende mantener en la economía la iniciativa privada, sin quitarle sus incentivos, pero nacionalizando los servicios públicos, energía, transportes, comunicaciones, algunos grandes astilleros, las industrias relacionadas con la defensa nacional, los productos farmacéuticos, el acero y otros sectores que le parecen esenciales para el desarrollo del país.
El programa de Papandreu no es distinto de lo que ha sido su campaña electoral, que le ha llevado a una mayoría absoluta en el Parlamento; responde a una opinión nacional muy amplia. Las dificultades para llevarlo a cabo son también muy grandes. Aparte de la oposición presidencial -que tiene cierto juego dentro de la Constitución griega-, tiene que hacer frente a la de los infiltrados de regímenes anteriores en puestos decisivos de la Administración pública, al malestar permanente de los militares -destronados de la dictadura en 1974, y sólo muy parcialmente depurados y actualizados- y al de la Iglesia ortodoxa, que ve con disgusto la separación del Estado que se confiesa laico, y emprende su lucha contra uno de los aspectos característicos de esta modernización: la extensión del divorcio y del matrimonio civil.
El plan de Gobierno de Papandreu es un intento serio y posible de producir en Grecia un cambio real de las condiciones de vida en todos sus aspectos, de modernizar el país. Va a encontrar toda clase de dificultades, no sólo en el exterior, sino también en el interior. La votación de confianza de la actual sesión parlamentaria es nada más que el comienzo de una carrera de obstáculos.
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