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Graves incidentes en el Ulster durante los funerales del diputado protestante asesinado por el IRA

Andrés Ortega

Con gritos de "asesino" y de "culpable", el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Jim Prior, fue zarandeado y abucheado ayer por los asistentes al funeral del diputado unionista Robert Bradford, asesinado el sábado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA Provisional). La situación es grave en el Ulster. Ayer se oficiaron tres entierros y murieron otras tres personas, víctimas del terrorismo. El líder unionista, lan Paisley, ha llamado a los protestantes para que efectúen una huelga el próximo lunes en una campaña de desobediencia civil.

La vida en Irlanda del Norte quedó ayer paralizada durante unas horas, cuando los protestantes se declararon en huelga en señal de luto por la muerte de Bradford. Unas 2.000 personas -incluidos todos los líderes protestantes- asistieron ayer, en el pueblo de Dundonald, a las afueras de Belfast, al entierro de Bradford Cuando llegó Jim Prior, varias docenas de personas se tiraron sobre él, acusándole de pactar con Dublín y de crear las condiciones para el asesinato de este diputado. Con Prior protegido por la policía, estas escenas se repitieron al término del funeral, tirando varios de los asistentes piedras contra el ministro británico. Hubo varios heridos, pero ninguno de gravedad."Estamos tomando el cetro de Margaret Thatcher para romperlo sobre sus rodillas y tirarlo a la cloaca", afirmó ayer lan Paisley, descubriendo su plan, por el cual los consejeros municipales de su partido se negarán a tratar con los funcionarios y ministros británicos. De hecho es el Gobierno británico, desde Londres y desde el castillo de Stormont, en Belfast, quien controla la vida del Ulster, donde las autoridades locales tienen unos poderes muy reducidos, si bien importantes para la recaudación de impuestos.

Policía impertérrita

Unos seiscientos encapuchados, con uniformes paramilitares, bloquearon durante media hora, en la noche del lunes, la calle principal de la ciudad de Enniskillen, ante la mirada impertérrita de la policía. Los protestantes dieron así una primera muestra de su fuerza, habiendo amenazado con crear una tercera fuerza de vigilancia, si las fuerzas de seguridad oficiales no mejoraban su protección a la comunidad protestante.

En la mañana de ayer, un coche con encapuchados se acercó a una zona católica del pueblo de Lurgam, soltando una ráfaga de disparos y matando a Peter Keegan, de veinte años de edad. Horas antes, un policía fuera de servicio caía herido de gravedad en un atentado en la ciudad de Newry. Otro policía murió ayer de las heridas recibidas en un atentado, hace un mes. En medio de esta violencia se llevaron a cabo otros dos funerales, uno por Ken Campbell, que murió junto a Bradford, y otro por el joven católico Thomas McNulty, de dieciocho años de edad, muerto en un primer ajuste de cuentas entre grupos paramilitares protestantes y republicanos.

Paisley está indudablemente capitalizando esta tensión y aprovechando la situación para atacar rotundamente las negociaciones entre Londres y Dublín, que podrían llevar a una solución política para el problema norirlandés. "La idea de independencia es una estupidez", declaró ayer Paisley.

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