_
_
_
_

El incidente del submarino soviético hace peligrar la retirada de armas nucleares del norte de Europa

El incidente provocado por el submarino soviético Whisky 137 -encallado en las cercanías de la base naval sueca de Kariskrona cuando, presumiblemente, transportaba cargas nucleares- puede poner en peligro definitivamente el plan de desnuclearización del norte de Europa, según se estima en círculos occidentales de la capital soviética.La URSS había mostrado su entusiasmo por este plan, y el propio Leónidas Breznev, en una entrevista concedida el pasado verano al periódico finlandés Suomen Sosialdemokraatti, manifestaba su acuerdo al respecto. La desnuclearización del norte de Europa podría evitar que la población tuviera que vivir sobre un volcán nuclear, como sucede actualmente en Europa occidental, decía entonces el dirigente soviético.

A cambio de la no instalación de armas nucleares en dicha región europea, los soviéticos se comprometerían a no emplear este tipo de armamento contra los países de la zona y, eventualmente, "examinar la cuestión de otras medidas relativas" al territorio soviético adyacente.

Según fuentes militares occidentales, la URSS posee en estos territorios cinco importantes bases navales -Murmansk y Severomorsk, en el mar de Barents, y Leningrado, Riga y Kaliningrado, en el Báltico- que, después del incidente del submarino Whisky, podrían convertirse en objetivo de las hipotéticas exigencias desnuclearizadoras de los países nórdicos.

Suecia, Noruega y Dinamarca ya patentizaron el pasado sábado sus distancias con Moscú: después de que el submarino embarrancara en Karlskrona, los tres países decidieron que sus embajadores no acudirían a la manifestación conmemorativa del 64º aniversario de la revolución bolchevique, en un gesto que -según muchos observadores- fue algo más que simbólico y marcaba una nueva etapa en las relaciones entre Suecia, Noruega y Dinamarca con la URSS, que, a partir de ahora, puede presidir la desconfianza.

Finlandia -país al que también afectaría el plan de desnuclearización del norte de Europa- resulta un caso aparte. Con su economía y su política exterior mirando más o menos de reojo al Este (finlandización obliga), nadie se atreve a pensar que el Gobierno de Helsinki ose dotarse de armamento atómico sin el visto bueno del Kremlin.

La sucesión de Urho Kekkonen no parece que vaya a cambiar en absoluto las cosas, ya que, incluso al margen de las consideraciones estratégicas, la URSS es el primer o interlocutor económico de Finlandia y el principal cliente (una sexta u parte del comercio exterior finlandés va dirigido a la URSS).

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En cambio, los otros tres países nórdicos parecen dispuestos a endurecer su postura frente a la URSS, exigiendo, en el mejor de los casos, nuevas contrapartidas por su promesa de desnuclearización. Sin embargo, la insólita aventura del submarino Whisky parece haber ayudado aún más al estancamiento de la distensión. El plan de desnuclearización del norte de Europa -que se planteaba como el compromiso más factible, en principio, entre Oriente y Occidente- se encuentra ya a la deriva.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_