La "cumbre" es un instrumento del dominio occidental según Moscú
La Prensa soviética califica la reunión de Cancún de "maniobra imperialista encaminada a mantener el dominio de las naciones occidentales sobre los países en vías de desarrollo". El periódico Industria Socialista denomina a la cumbre "encuentro entre saqueadores civilizados y pueblos saqueados", y Rusia Soviética compara por su parte la relación entre los dos bloques a la existente entre un caballo y su jinete.Estados Unidos, en opinión de la agencia oficial Tass, está aislado en el encuentro mexicano, ya que tanto las naciones subdesarrolladas como las industrializadas de Europa occidental reconocen la necesidad de poner a punto mecanismos nuevos, capaces de evitar el agrandamiento del foso que separa en el terreno económico al Norte y al Sur.
Washington, dice la agencia de noticias, se opone frontalmente a la instauración de relaciones internacionales sobre bases más justas. El presidente Reagan, recuerda, ha dicho que desea que los países subdesarrollados "abran todavía más sus puertas a los capitales extranjeros". En cuanto a la ayuda norteamericana, sigue Tass, seguirá distribuyéndose de forma "selectiva" a los países que mantienen en el rumbo querido por Washington su política exterior.
La reunión de Cancún no solucionará nada, en opinión de los analistas soviéticos, y los países menos favorecidos comprenderán en los próximos días "que no se justifican las esperanzas depositadas en ella".
La opinión de Pekín
China reafirmó ayer su pertenencia a los países del Tercer Mundo e hizo enteramente suyas las exigencias formuladas por estos países en Cancún para conseguir un nuevo orden económico mundial. En un editorial del Diario del Pueblo publicado con ocasión de la apertura de la cumbre de Cancún se dice que estas exigencias son "totalmente justificadas y legítimas ... y dictadas por la marcha de la historia".En una alusión a las reiteradas declaraciones de Reagan, Diario del Pueblo dice que "es erróneo pensar que el hecho de ayudar a las naciones pobres contribuye solamente a distribuir el dinero, como lo es creer que las dificultades económicas de las naciones en vias de desarrollo no tienen nada que ver con la suerte de los desarrollados".
China, que está representada en Cancún por el primer ministro, Zhao Ziyang, considera que el diálogo Norte-Sur no es solo "una cuestión económica", sino también "un problema político que ticne un impacto directo sobre la situación mundial". Pekín ha reiterado también su temor de que la URSS se aproveche de las dificultades económicas tercermundistas para "aumentar su infiltración y sus aventuras expansionistas".
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