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Reportaje:

La frialdad del electorado, principal preocupación ante el referéndum andaluz

El fenómeno de la abstención era, pocas horas antes de la apertura de los colegios electorales en Andalucía, el problema que más preocupaba a la clase política de esta región, cuyos habitantes están convocados hoy a las urnas para refrendar el Estatuto de Autonomía, paso importante dentro del proceso iniciado el 28 de febrero de 1980, de cara a dotar a esta comunidad de los mecanismos necesarios para su autogobierno.

El peso de la campaña del referéndum lo han llevado la propia Junta de Andalucía y los líderes regionales de los distintos partidos, quienes, dentro de una pobreza de medios, han intentado suplir con gran esfuerzo el escaso apoyo de los máximos dirigentes de las organizaciones políticas estatales, cuya presencia se ha producido, en algunos casos, a última hora.La insistente llamada al voto, aspecto principal de la campaña institucional protagonizada en gran parte por el actual presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo, hoy día el líder político con más carisma popular en la región, ha sido una constante estos días pasados en las ocho provincias andaluzas, cuyos responsables políticos observan cierta falta de entusiasmo en el electorado. Este ha sido convocado ya a un referéndum (28 de febrero); debe pronunciarse hoy sobre el contenido del Estatuto y será llamado de nuevo a las urnas, caso de que sea aprobado éste, para elegir a sus representantes en el futuro Parlamento regional.

Para Carlos Rosado, secretario general de la UCD andaluza, los niveles de participación del referéndum andaluz van a ser inferiores a los de las votaciones del 28 de febrero, fecha en la que el pueblo andaluz, a pesar de la desorientadora convocatoria abstencionista del partido en el Gobierno, estuvo presente en las urnas en un 72,69%, cifra récord hasta el momento en comicios autonómicos.

El secretario general de la UCD andaluza piensa que el esperado bajo nivel de participación está justificado, entre otros aspectos, en la no beligerancia de la campaña, en la que los cuatro principales partidos con representación parlamentaria del país (UCD, PSOE, PC y AP) y los nacionalistas PSA y UA solicitan el voto afirmativo. Rosado añade asimismo que «éste es un referéndum poco comprendido por el pueblo, que se pregunta el porqué de una segunda consulta», aunque es de la opinión que, pese al pesimismo generalizado, los «niveles de participación van a ser aceptables».

Sin embargo, otro de los aspectos negativos de la campaña electoral ha sido, a juicio de distintos observadores, el hacerla coincidir con la campaña previa a las elecciones al Parlamento gallego, en las que, al contrario que en Andalucía, se han volcado los principales líderes políticos españoles.

En el último día de campaña, el domingo, parece que se ha querido dar un mayor realce a los preparativos electorales. Mientras Felipe González, secretario general del PSOE, dirigió desde Madrid un mensaje a los andaluces pidiendo el voto afirmativo, y Santiago Carrillo, secretario general del PCE, acudía a Sevilla a participar en una fiesta electoral de su partido, el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, viajaba a Granada y prometía el apoyo del Ejecutivo a la Junta de Andalucía. El propio Escuredo dedicó la jornada dominical a la provincia de Almería, cuyos electores el 28 de febrero hicieron imposible (con sus votos afirmativos, inferiores al 50%) que la región andaluza accediera de una manera rápida a su autogobierno, a pesar de que posteriormente, concretamente siete meses después, se llegara a una fórmula aceptada por todos para encauzar la autonomía andaluza por la vía del artículo 151 de la Constitución.

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Miguel Angel Pino, coordinador de la campaña, opina que «no es tanto como se dice» de la supuesta desgana del pueblo andaluz a la hora de comparecer ante las urnas, aunque reconoce que ha habido «falta de calor político», principalmente debido a la inexistencia de confrontación entre los partidos. «El pueblo andaluz», dice Miguel Angel Pino, «ha demostrado ya su voluntad autonómica. Es posible que muchas personas piensen que quizá en este referéndum ya no es necesario acudir a votar».

El último sondeo oficial realizado fue el pasado 9 de octubre, y arrojaba un 43% de votantes decididos por el (tanto la extrema derecha como la izquierda radical coinciden en propugnar el voto negativo). Enrique García, portavoz oficial de la Junta de Andalucía, se mostraba optimista ante la jornada electoral de hoy y confiaba en una decente participación del pueblo andaluz en el referéndum. Sin embargo, según los últimos datos, la participación no llegará al 62,69% del referéndum del 28 de febrero, cifra esta que se considera bastante elevada dentro de unos comicios autonómicos, habida cuenta de que en aquella fecha existía una confrontación entre los partidos favorables a la autonomía por el 151 y Unión de Centro Democrático, que se oponía a este cauce.

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