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La "operación Salomé" pasa por la dimisión de Fernando Castedo en la dirección de RTVE

La cabeza de Fernando Castedo, servida por Rodríguez Sahagún en bandeja de plata a los poderes de la Moncloa dentro de la que se ha denominado operación Salomé, podría sellar, según sus diseñadores, el proceso de reconciliación de la cúspide del aparato centrista con el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo.

Cuando la ofensiva de agosto pasado en pro de la destitución de Fernando Castedo como director general de RTVE, la respuesta del mando supremo de Prado del Rey al negar su dimisión insistió en el respeto al Estatuto del Ente Público RTVE, en que no se dejaría impresionar por críticas particulares sesgadas y en que sólo revisaría su decisión si los órganos ejecutivos del partido centrista, tras un debate suficiente, acordaran negarle su confianza para ocupar el puesto.Las declaraciones de Agustín Rodríguez Sahagún, el miércoles, se interpretan en algunos medios como preparación artillera para llegar a ese debate que se quiere inscribir en el orden del día de una próxima reuníón de la comisión ejecutiva y, tal vez, del consejo político centrista. El presidente de UCD ha lanzado su andanada en un momento de relativo apaciguamiento, tras la decisión, personalmente asumida por Castedo, de aplazar la emisión de un programa sobre el PSOE. Algunas voces conservadoras estimaban que dicho programa era capaz de influir a favor de los socialistas en la actual campaña electoral gallega.

Las baterías de Arlabán, sede de la ejecutiva centrista, han entrado en actividad en perfecta sincronía con algunos medios de información muy comprometidos en la misma batalla desde diferentes ángulos. Esos medios alientan la esperanza de obtener objetivos propios, ya solicitados en forma de cadenas privadas, según señalaban a EL PAÍS fuentes de la ejecutiva socialista. Para estas fuentes, si llegara a producirse el cese de Castedo, tendría que abrirse una negociación para el nombramiento del sustituto.

EL PAÍS adelantaba ya el nombre del último lapado destinado a ocupar el sillón de Prado del Rey; Carlos Robles Piquer, actual secretario de Estado para Asuntos Exteriores. Así se confirma nuevamente la propensión a entregar el puesto de Prado del Rey; un hombre de «la carrera». Diplomático fue el antecesor de Castedo, Fernando Arias Salgado, y diplomáticos han sido la mayoría de los nombres que han circulado en las operaciones de sustitución intentadas, como es el caso de Peña Abizanda, actual embajador en México.

Medios cercanos al palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, al comentar la inminente remodelación de los altos cargos de ese departamento, señalan el interés del actual titular, José Pedro Pérez-Llorca, por encontrar una salida satisfactoria a un hombre como Carlos Robles Piquer. Fuentes de Alianza Popular no ocultan que el nombramiento de Robles Piquer para la Dirección General de RTVE sería vista por Fraga como un gesto amistoso de parte de Leopoldo Calvo Sotelo. Además indican que con los votos en el consejo rector del Ente Público, tanto de UCD como de CD, el margen de Robles sería mayor y ello redundaría en beneficio de la gobernabilidad.

Toda la composición del órgano rector de RTVE adolece, según medios profesionales, de una miope y cicatera óptica partidista. Los vocales designados por los distintos partidos lo han sido, salvo contadísimas excepciones, por sus valores de docilidad, cercanía y manejabilidad en manos del aparato respectivo. Las designaciones en razón de verdadera competencia y de autoridad moral que presidieron, por ejemplo, los nombramientos para el Tribunal de Garantías Constitucionales, aquí han brillado por su ausencia, declararon a EL PAÍS esos mismos medios profesionales.

Remodelación aplazada

El clima creado por las declaraciones y autodefiniciones de Leopoldo Calvo Sotelo esta semana en su breve gira electoral por Galicia ha modificado sensiblemente las relaciones Moncloa-Arlabán. En el entorno del presidente del Gobierno se espera un gesto de correspondencia, en línea de buena voluntad, y el test elegido, según algunos observadores, ha sido precisamente el de la colaboración requerida para hacer dimitir a Castedo.Mientras, la remodelación del Gobierno parece que puede ser nuevamente aplazada. El presidente Leopoldo Calvo Sotelo está empeñado en evitar que se extraigan consecuencias políticas generales del resultado, previsiblemente precario, que ofrezcan las elecciones gallegas. Prefiere, por tanto, separar en el tiempo ambas cuestiones: los votos y los cambios en el equipo de gobierno. Además, los debates OTAN y el del presupuesto que seguirá, inclinan a sus consejeros a una nueva dilación que dejaría la nueva formación gubernamental para diciembre.

La baza de la incorporación de « independientes » sigue en el aire. De un lado se aportan como supuestos independientes una lista de ex ministros franquistas como López de Letona, Pérez Bricio, López Bravo, y de empresarios poderosos, ayunos de conocímientos y experiencia de la Administración, como Claudio Boada o Durán Farell, y otros orquestadores políticos como Antonio Garrigues. Los hombres empeñados en la defensa del centro reformista y progresista critican, por su parte, la falta de competencia específica de estos ejemplos y sólo se muestran dispuestos a aceptar corno independientes auténticos hombres como Luis Angel Rojo, Rafael Martínez Cortiña, Eduardo García de Enterria, por ejemplo.

Y algún día el comité ejecutivo centrista tendrá que cerrar la brecha del comité electoral nacional.

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