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El Senado da "luz verde" definitiva a la armonización del proceso autónomico

El Pleno del Senado aprobó ayer, por 115 votos a favor y quince en contra, la necesidad de elaborar la ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA). Con la decisión de la Cámara alta, que sigue el pronunciamiento positivo del Congreso, el Gobierno obtiene autorización para enviar el proyecto. En el debate del Senado, el ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa, con UCD y PSOE, se enfrentaron duramente a los partidos nacionalistas. Martin Villa replicó a las objeciones de éstos, advirtiendo contra las concepciones «particularistas, localistas y hasta aldeanas».

UCD y PSOE sumaron los votos favorables, contra la oposición tajante de los partidos nacionalistas vascos y catalanes (PNC, Esquerra Republicana y Convergencia i Unió), a los que se sumaron los independientes por Cataluña Josep Benet y Pere Portabella, mientras Vicente Bosque Hita, independiente por Avila, votó a favor. Los dos grandes partidos de ámbito estatal defendieron la iniciativa desde la conveniencia de ordenar el proceso autonómico, generalizarlo, desarrollarlo de forma homogénea y, sobre todo, garantizar la solidaridad entre las comunidades. Frente a ello, los nacionalistas opinaron que la LOAPA no es una solución, sino que recortará el autogobierno de las comunidades históricas.Martín Villa abrió el debate señalando que la debida y racional ordenación de este proceso es un postulado de la Constitución y un imperativo de la organización jurídica y territorial del país. Para el Gobierno, se trata de introducir un rigor administrativo mínimo y asentar el sistema autonómico sobre una base más firme y homogénea y, sobre todo, garantizar su propia funcionalidad.

El ministro aseguró que «dotar de principios armonizadores a las disposiciones normativas de las comunidades autónomas es facultad que la Constitución inequívocamente atribuye al Estado», por lo que «constituye una sobresaliente falacia el atribuirle al Estado propósitos intervencionistas cada vez que se dispone a hacer uso de su facultad armonizadora».En turnos a favor intervinieron el socialista catalán Joan Prat y el centrista José García-Verdugo, presidente del ente preautonómico de Castilla-León. Ambos basaron su argumentación en la necesidad de hacer un desarrollo conjunto y armónico de las autonomías. Prat cifró esta necesidad en la ambigüedad del título VIII de la Constitución, «que no contiene un modelo acabado del Estado autonómico».

Los nacionalistas y sus estatutosEn los turnos en contra, los senadores Jordi Escoda, de Convergencia i Unió, y Víctor Torres, de Esquerra Republicana, se centraron en el propio contenido de la LOPA, que a su juicio recorta los Estatutos catalán y vasco. Según Escoda, la iniciativa es anticonstitucional, porque sólo pueden dictarse leyes de armonización de normas que ya existan, y no antes de que se hagan. Torres, por su parte, se lamentó de que el proyecto de LOAPA se haya generado en un acuerdo -los pactos autonómicos- hecho a espaldas del Parlamento y sin escuchar a «los legítimos representantes democráticos de las partes más directamente afectadas».Josep Benet insistió en esta línea, advirtiendo que el debate estaba «atado y bien atado» por los pactos autonómicos, y que «estamos en plena involución autonómica» tras el 23-F. Pero la intervención más dura corrió a cargo del portavoz del PNV,- Miguel Unzueta, quien echó en cara a UCD y PSOE el haberse metido en un embrollo, «sembrando autonomías. sin sentido», que ahora quieren arreglar mediante una norma que debería llamarse «LAUCU (ley de las Autonomías Uniformemente Centralizadas y Unificadas)».

Unzueta afirmó . que la verdadera intención es armonizar las potestades legislativas de las comunidades, lo cual no puede hacerse sin distorsionar la Constitución, que claramente distribuye la facultad legislativa entre las comunidades y el poder central.

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Frente a estos argumentos, los socialistas Josep Andreu i Abelló, Rafael Estrella y Arturo Lizón, junto al centrista García-Verdugo, replicaron a favor de la LOAPA. Especialmente, los tres últimos defendieron una concepción generalizadora de las autonomías ante lo que entendían como particularismo, intereses de burguesías nacionalistas o política de chantaje permitida por el río revuelto. Abelló se enfrentó al intento de los partidos nacionalistas de aliarse con la representación de Cataluña y el País Vasco, recordando que él también es «un nacionalista catalán» y que fue el parlamentario más votado en Cataluña y en España.

Martín Villa cerró la discusión insistiendo en los principios de generalidad y homogeneidad frente a «concepciones particularistas, localistas y hasta aldeanas». El ministro sostuvo que hay ambigüedades, no sólo en la Constitución, sino en los estatutos ya aprobados, que provocan problemas diarios, cuya solución requiere acabar con tales ambigüedades. También Martín Villa atacó a quienes, a su juicio, abusan del «monopolio de lo catalán y lo vasco».

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