Polonia alcanza el límite de lo tolerable para la URSS
El embajador de la Unión Soviética en Varsovia, Boris Aristov, entregó el pasado 10 de septiembre al primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Stanislaw Kania, y al presidente del Gobierno polaco, general Wojciech Jaruzelski, un escrito del Comité Central del Partido Comunista soviético, en el que, con caracteres de ultimátum, se advierte que "se ha alcanzado una frontera peligrosa". El documento denuncia la pasividad de las autoridades polacas "ante la campana enemiga contra la Unión Soviética", y pide inmediatas "medidas firmes y radicales".
El ultimátum soviético se publicó ayer en Varsovia en las primeras páginas de los periódicos, y el Gobierno an unció ya "medidas concretas" y que está dispuesto a emplear todos los medios a su alcance para defender el socialismo y los intereses fundamentales del Estado y de la nación polaca. Entre la nota de advirtencia soviética del pasado mes de junio y el ultimátum publicado ayer en Varsovia hay diferencias de forma y contenido, que permiten hablar de un cambio cualitativo de la situación.El ultimátum soviético acusa de forma clara a las autoridades polacas, a las que culpa de la tolerancia mostrada ante las campañas antisoviéticas por la falta de reacción ante las provocaciones, de poner a disposicion de los iniciadores de las provocaciones antisoviéticas locales públicos y haberles dado acceso a los medios de comunicación.
En este pasaje del escrito soviético se encierra una grave acusación contra las autoridades polacas: haber quebrantado la Constitución, que consagra el principio de la amistad con la Unión Soviética. Aquí se esboza una posible justificación jurídica para una posterior intervención.
En el ultimátum soviético se enuneran los encuentros mantenidos en los últimos meses entre la dirección de la URSS y Polonia. Esta referencia recuerda a las justificaciones soviéticas posteriores a la invasión de Checoslovaquia. También entonces se mencionaron a las reuniones de advertencia celebradas antes de la intervención.
El escrito soviético habla de un "aluvión de cartas" de los ciudadanos soviéticos "comunistas y no cornunistas" y de la "profunda indignación de la población soviética". Paralelamente a la entrega del escrito soviético, en los países hermanos de Polonia, se celebran reuniones de protesta en las fábricas contra la situación en Polonia lo que parece indicar que se prepara abiertamente un clima favorable a una intervención, "exigida por las masas trabajadoras"
En este clima, la reacción del Gobierno polaco y del partido ha sido la de lanzar también un ultimátum hacia el interior del país, y se anuncia que se adoptarán "todas las medidas necesarias".
Reunión del POUP
Durante los dos últimos dias estuvieron reunidos en Varsovia el secretariado del Comité Central del POUP y los 49 secretarios de las provincias. Kania dirigió las reuniones y no se comunicó nada de lo tratado, pero todo parece indicar que se discutió la puesta en marcha de un plan para afrontar la situación y dar una respuesta aceptable a Moscú.
Lo prolongado de la reunión induce a pensar que pueden haberse dado discrepancias entre los asistentes.
Varsovia era ayer un hervidero de rumores, y se hablaba de que podría no celebrarse la segunda fase del congreso del sindicato independiente Solidaridad, que está prevista para el próximo día 26 de septiembre. Por parte de Solidaridad no ha habido reacciones oficiales, y se anuncia una reunión para hoy, sábado, donde se discutirá la situación.
En las filas del partido comunista se perfila la figura del duro Albin Siwak, que ingresó en el Buró Político en el pasado congreso extraordinario, como el hombre que actúa abiertamente en la línea marcada por la Unión Soviética.
Siwak, un capataz de la construcción, pidió el lunes pasado, en una conferencia de Prensa convocada en la sede de los sindicatos de ramo, los antiguos sindicatos únicos, que se excluya a Solidaridad de la legalidad, y dijo que "tenemos suficientes hombres en el Ejército y las fuerzas de seguridad".
Siwak estuvo recientemente en Moscu y en el último congreso del POUP se distinguió, con un discurso en tonos demagógicos, por su abierta hostilidad contra Solidaridad. El tono de Siwak contrasta incluso con el de hombres conservadores como Stefan Olszowski, que propuse, recientemente un entendimiento con Solidaridad ante la crisis. El ultimátum soviético obliga al Gobierno y al POUP a actuar de una forma que podría terminar incluso con la línea de diálogo que se hábía fijado desde el comienzo de las huelgas, en agosto del año pasado.
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