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Pérez de Armiñán, nuevo secretario general técnico de Cultura

Alfredo Pérez de Armiñán, de veintinueve años, que muy probablemente será nombrado hoy secretario general técnico del Ministerio de Cultura, estaba leyendo el libro Estado moderno v mentalidad social, de J. A. Maravall, cuando le ofreció lñigo Cavero el mencionado cargo. No tuvo que distraer demasiado su atención del ensayo, su aénero literario favorito, porque en definitiva se le proponía volver a «su casa». Pérez de Armiñán fue en 1980 subdirector general de Bellas Artes, puesto del que dimitió cuando el entonces ministro, Ricardo de la Cierva, desincoó el expediente del conjunto monumental que comprende el puente del Duero a su paso por Soria.Pérez de Armiñán, letrado de las Cortes, también fue, en el Ministerio al que vuelve, miembro del Consejo Asesor de Monumentos de la mencionada dirección ceneral, y formó parte de la comisión que redactó el proyecto de ley de Protección al Patrimonio, que ya está en el Congreso. Además de esos cargos, el nuevo secretario general técnico del Ministerio de Cultura fue director general de Cooperación con los Regímenes Autónomicos, en el Ministerio de Administración Territorial.

Sucede Pérez de Armiñán en su nuevo cargo a Joaquín Tena, que ha sido elegido para trasladarse a la Moncloa y desempeñar el puesto de secretario general técnico de la Presidencia para la Radiodifusión y la Televisión. En el Ministerio de Cultura, Joaquín Tena desempeñó una tarea fundamental en la fase final de las negociaciones oficiales para conseguir el traslado del Guernica a España.

A pesar de que la pintura y la escultura son otras de sus pasiones culturales, Pérez de Armiñán no ha tenido aún la suerte de su antecesor en su nuevo cargo y aún no ha visto el Guernica, cuyo desembalaje está a punto de producirse en Madrid. El Guernica además le sirve a Pérez de Armiñán para ilustrar una de sus ideas sobre la situación cultural española.

Restaurar la fe

Según el, la población tiene poca fe en la eficacia de la Administración para guardar y acrecentar el patrimonio cultural nacional, y la «eficaz gestión» realizada para traer a España el famoso cuadro de Picasso «demuestra que cuando las cosas se hacen bien y se conecta con los deseos de la gente se puede restaurar la confianza».Pérez de Armiñán piensa que en la vida cultural española se aprecia una mayor aproximación entre la iniciativa oficial y la gente de la calle, y considera que la organización de las crandes exposiciones que ha habido en los últimos años es una prueba del principio de esa conexión. Faltan todavía, según cree él, una institucionalización de la cultura y un mayor prestigio popular de las actividades culturales, que podría derivarse de mayores facilidades para realizar investigaciones artísticas.

En ese panorama, el que va a ser nombrado secretario general técnico del Ministerio de Cultura estima como muy estimulante el nuevo movimiento cinematográfico que se consolida en España, que protagonizan, en gran parte, personas de su generación, y que cuenta la realidad «con un cierto sentido de la alegría. Apetece ir a ver esas películas».

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