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El debate de UCD

Los liberales coinciden con los planteamientos básicos de la "plataforma moderada"

Los planteamientos económicos, políticos y sociales que encierra el borrador del documento base de la plataforma liberal, al que ha tenido acceso EL PAÍS, son muy similares a los que en su día inspiraron el texto de la plataforma moderada, cuyos firmantes pertenecen, en su mayoría, a la corriente democristiana de Unión de Centro Democrático (UCD). Esta coincidencia aporta un nuevo dato sobre la operación de consolidación de la derecha liberal española, que podría encabezar el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo.

El citado documento ha sido redactado por el ex ministro de Administración Territorial, Antonio Fontán, recogiendo las conversaciones mantenidas entre los liberales del partido del Gobierno durante el verano, y las sostenidas entre éstos y Antonio Garrigues Walker. Fontán sometió este texto a debate en la noche del pasado martes, en la reunión que un destacado grupo de liberales centristas celebraron en Madrid.Los apartados que Antonio Fontán encabeza como Problemas económicosociales, Estado autonómico, Moralización de la vida pública y Modernización de España, coinciden esencialmente con los planteamientos de la plataforma moderada. Sin embargo, el borrador de los liberales no aborda ningún tema relacionado con la familia ni con la enseñanza privada, dos de los puntos más conservadores del texto de los democristianos.

En la primera parte del extenso documento Fontán se realiza un análisis de la situación actual del partido del Gobierno. «Recogemos con preocupación», dice textualmente, «la innegable crisis que actualmente atraviesa UCD, conscientes de que en los últimos meses ha generado un desconcierto en la opinión pública del país y un creciente desasosiego entre los millones de españoles que nos otorgaron sus votos».

«Comprobamos con inquietud», prosigue, «que las estructuras del partido están mostrándose incapaces de concertar las diversas voluntades políticas que se manifiestan en el seno de UCD. Este hecho nos alarma, porque en las declaraciones públicas de destacados miembros de UCD que se asoman diariamente a los medios de comunicación, no se advierte que se debatan cuestiones ideológicas o propiamente políticas de interés nacional, sino asuntos personalistas u orgánicas y desnudas pretensiones de poder en relación con el aparato interno de UCD».

La dimisión de Fernández Ordóñez

En una crítica velada hacia Adolfo Suárez por sus recientes enfrentamientos con Calvo Sotelo, el documento añade: «Órganos del partido tan importantes como el comité ejecutivo nacional, o algunos de sus más destacados miembros, aparecen públicamente distanciados, cuando no insolidarios u hostiles al Gobierno de UCD y a los propósitos políticos de su presidente, que fue investido con la confianza del propio partido y del Parlamento». Igualmente, se cuestiona la salida del Gobierno de Francisco Fernández Ordóñez: «Se producen dimisiones inexplicables e inexplicadas, como la del hasta hace poco ministro de Justicia, que difícilmente pueden ampararse en cuestiones ideológicas, cuando al final de la anterior sesión parlamentaria había obtenido la aprobación de una ley polémica (la del Divorcio), con cuyo tenor literal muchos de nuestros compañeros diputados y senadores no estaban personalmente de acuerdo».

La actitud de los que controlan el aparato del partido (suaristas y martinvillistas) para con los que perdieron en el congreso de Palma (democristianos y liberales) es calificada de «antidemocrática e intransigente en algunos casos».

Los liberales solicitan que se reconozcan y respeten las tendencias en el interior de UCD, así como que se realice una «apertura sin regateos» a personalidades independientes, aunque no citan a Antonio Garrigues Walker. «Proponemos», afirman, «que no se escatime la ampliación de colaboración con el partido y la eventual incorporación a él de personalidades, grupos políticos o ideológicos afines a lo que es y representa UCD, que pueden significar un ensanchamiento de la base, de la fuerza y del prestigio del partido dentro del espacio del centro que le corresponde, ocupar. No hay nada más contrario al espíritu con que nació y se ha desarrollado UCD que la pretensión de establecimiento de un numerus clausus, o la creación de una casta o vieja guardia que cierre las puertas del partido a incorporaciones valiosas».

Tras solicitar el respeto a la «legítima autonomía» de los diferentes órganos del Estado y del partido, se relata, como ejemplo, lo sucedido con la autonomía andaluza, «cuando se produjo la paradójica situación de que el Gobierno, cumpliendo con sus deberes constitucionales, convocaba un referéndum autonómico, mientras que el partido, por acuerdo de su comité ejecutivo, del que formaban parte casi todos los ministros y que estaba presidido por el propio jefe del Gobierno, recomendaba la abstención. Por absurda que pudiera parecer la situación», añaden, «el Gobierno cumplió entonces con sus obligaciones».

En el apartado de los «problemas económico-sociales», los liberales sitúan en lugar preferente la solución del desempleo, «considerando especialmente grave el paro juvenil, en el que hemos de reconocer el escaso éxito de los programas de reanimación aplicados hasta el momento». «Para nosotros», señalan, «es evidente que un restablecimiento del empleo sólo se producirá cuando se recupere el ritmo de las inversiones, en el campo de la iniciativa privada y por obra de ésta».

Reducción de los seguros sociales

Asimismo, consideran necesario un fomento de la inversión, mediante una «adecuada y estimulante política fiscal», y a través de la rectificación de la política de seguridad social, que reduzca la penalización que representa para la creación de puestos de trabajo el elevado coste adicional de todo el conjunto de los seguros sociales.

En el terreno de las autonomías, afirman que no se puede aspirar a una homogeneización «ni en los tiempos, ni en los contenidos, ni en las metas, de los procesos autonómicos, porque ,cría tan irrealizable como una vuelta al centralismo». «Las autonomías», concluyen, «han de ser proporcionadas a la vocación efectiva de cada una de las regiones de España», y no falta la autocrítica al admitir «la mezquindad política de los agravios comparativos en que tantas veces ha incidido la política de los partidos, incluido el nuestro».

En el breve capítulo destinado a tratar la «moralización de la vida pública» se muestran claramente partidarios de apadrinar una rigurosa política de incompatibilidades en el sector pública, mientras que atribuyen la «modernización de España» a «un Gobierno de UCD y a un partido de centro, ya que es una bandera que nos corresponde por propio derecho». Para ello reclaman, entre otras cosas, la implantación del impuesto sobre el valor añadido (IVA), para lograr una plena. integración en la CEE y advierten que «es necesario modificar estructuras monopolísticas, estatales o no, que constituyen un freno a la competitividad económica y social, aunque sean de reciente creación».

Finalmente, el documento defiende la interación de España en la OTAN, «con un debate previo para que lo comprendan todos los ciudadanos» y un reforzamiento de las instituciones y partidos democráticos frente a posibles veleidades golpistas.

El texto concluye con una serie de conclusiones, resumen de todo lo anterior, que «con las firmas precisas», se presentarán al consejo político del próximo día 18. Entre ellas, cabe destacar las que recomienda el reconocimiento de las tendencias y «la incorporación política a UCD, sus tareas y a las del Gobierno, de personas o grupos no vinculados hasta ahora con el partido, bien integrándose en él, bien estableciendo una leal colaboración política».

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