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La tentación conservadora / 1

Este artículo desarrolla una idea básica: que paradójicamente los auténticos intereses de los sectores conservadores de la sociedad española no pasan por una UCD más conservadora. En conexión con esa idea se apuntan otras dos: las limitaciones del enfoque Thatcher-Reagan y la dificultad de desideologizar las próximas elecciones generales.El primer tema exigiria un análisis muy amplio, imposible de encajar en el marco de un artículo. Quizá la única alternativa sea presentar unas notas muy sintéticas sobre algunos de los aspectos de esta argumentación.

1. Optar por una UCD profundamente conservadora, sin o con una coalición electoral con Coalición Democrática -la versión de Oscar Alzaga, en su conferencia en Siglo XXI-, es dejar un excesivo espacio político a un PSOE que está actuando con inteligencia, presentándose con enfoques más moderados y que se encuentra más cubierto por su izquierda por las dificultades del PCE.

2. Nuestro país no es conservador. En las elecciones de 1979 hubo más votos desde PSOE hacia la izquierda que para todo el resto del espectro político. Las últimas encuestas muestran que un 23% del electorado se considera de centro-izquierda; un 23%, de centro, y un 11%, de centro-derecha. A veces parece como si las luchas internas de UCD -o empujadas desde fuera-, para que nuestro partido tenga un enfoque nítidamente conservador, se olvidan del país real.

3. Entre los votantes que pierde UCD hay más que deciden votar al PSOE que a Coalición Democrática.

4. Una de las razones del deterioro de imagen por el que atraviesa UCD es la continua tensión interna. A sis vez, una de las causas de esta tensión -sin duda no la única, ya que, con objetividad, se podrían citar otros ejemplos en dirección contraria- es el intento de forzar ese corrimiento hacia el conservadurismo, intento que no va respaldado por el resultado de los congresos del partido ni de sus más recientes asambleas provinciales y que en parte proviene de fuera de UCD. (Escribo este punto con el máximo respeto a los enfoques de los críticos en el pasado congreso de Palma de Mallorca: comparto sus posturas democratizadoras y resulta innecesario aííadir que entre sus miembros se encontraban personas auténticamente progresistas.)

5. Es cierto que UCD está también perdiendo votos hacia la abstención, pero precisamente la razón básica que declaran en las encuestas los que hán votado UCD y dicen que ahora se abstendrían es el exceso de tensiones internas.

6. No parece nada claro que el electorado de UCD sea más conservador que la dirección del partido. Ni sus preferencias fuera de UCD -recúerdese el punto 3- ni la defensa de su propio interés económico se sitúa en la derecha: un 45,8% de los votantes es de clase baja y media baja; un 43,8%, de clase media, y sólo el 10,7% pertenece a las clases alta y media alta.

En definitiva, el problema es que si UCD acaba por girar hacia posturas más profundamente conservadoras, paradójicamente se impulsarán cambios mucho más radicales al facilitar el triunfo electoral del partido socialista y la crisis profunda del centro.

El ejemplo Reagan

Quizá la fórmula propugnada por determinadas fuerzas de nuestro país sea la de Thatcher-Reagan: el partido gira a la derecha y a pesar de ello gana. Ahora bien, no es fácil que ese enfoque se repita en España. Hay que tener en cuenta que:

1. Ese planteamiento sólo ha tenido éxito en EE UU y en el Reino Unido, pero ha fallado en Europa continental. El intento de hacer lo mismo en Alemania con Strauss fue un absoluto fracaso -la votación más baja de la democracia cristiana en mucho tiempo-; en Francia no se puede decir precisamente que se haya girado hacia la derecha y lo ocurrido en Francia va a influir en el voto al PSOE en España; la suma de Eanes -presidente de la República- y Pinto Balsamão, o antes Sa Carneiro -primer ministro-, en Portugal tiene poco que ver con una coalición entre una UCD mucho más conservadora y CD; en los países escandinavos no parecen estabilizarse las fórmulas moderadas, aun así muy lejanas del conservadurismo español; en Austria sigue ganando la socialdemocracia, etcétera. En la propia Norteamérica, encontramos que en, Canadá Trudeau volvió al poder y en su contexto su enfoque, es claramente progresista.

2. El esquema Reagan-Thatcher ha sido posible en buena parte por un deseo de cambio frente a Carter y a un laborismo inglés que no había sido eficaz ante la crisis econórnica. En el fondo es lógico: ante una crisis económica, si las cosas no van bien -lo que suele ocurrir-, se vota por el cambio; en otras palabras, se busca otro médico, si el que se tiene no puede curar la enfermedad; pero este enfoque llevaría en España, como en Francia, a un voto socialista. (El tema es más complejo y no se puede decir que se haya votado sólo al cambio, pero un análisis más detallado cae fuera del marco de este capítulo.)

La "desideologización" electoral

Quizá el esquema de algunos moderados de nuestro país sea una UCD más conservadora, aliada o no a CD, lanzando simultáneamente a una figura política con impacto que dirija al partido electoralmente. Coherentemente se busca que el voto sea más personal que ideológico. Esta figura, en este esquema, podría ser Calvo Sotelo, aunque su nombramiento fuese en su día más discutido desde el sector más moderado de UCD.

Quisiera dejar claro que personalmente considero positiva la actuación de Calvo Sotelo, aunque pueda diferir de alguna instrumentalización concreta de su figura por terceros. En su día, como miembro de la ejecutiva nacional de UCD, fui de los que defendí la propuesta de que Calvo Sotelo fuera candidato a presidente de Gobierno, tras la dimisión de Suárez, y lo hice por estimar que era la persona más adecuada, juicio que podía desarrollar desde la total independencia personal, por razones que no es necesario detallar aquí. Ahora bien, que su labor sea positiva no es óbice para que resulte un error la postura de ciertos círculos de elogio continuo a su actuación personal a báse de contraponerla a la crítica continua a UCD, porque al final en las papeletas se vota a partidos.

Es coherente pensar que un cierto componente del voto va a estar relacionado con la persona que cada partido proponga como candidato a presidente de Gobierno, y en ese sentido la buena imagen de Calvo Sotelo es un activo para toda la UCD, pero es difícil creer que estamos ante un nuevo Estado de obras ofin de las ideologías que se la transmitido a todo el electorado español. En definitiva, el que un porcentaje determinado de los que van a votar al PSOE valoren la labor de Calvo Sotelo es siempre positivo, pero en su gran mayoría no parece que por ello dejen de votar al PSOE. El voto va a tener un fuerte componente ideológico relacionado con los partidos, como lo ha tenido en las pasadas elecciones, especialmente en las generales.

La servidumbre de espacio de un artículo de Prensa ha obligado a comprimir los razonamientos y exige cortar aquí estas reflexiones. El segundo y último artículo soble la Tentación conservadora girará sobre la frase llena de ironía que me decía hace unos días un cono cido socialista: «A este paso vamos a ir a las próximas elecciones con el eslogan Vota centro, vota PSOE, y vamos a ganar porque los votos están en el centro». Creo, sin embargo, que aún es tiempo para presentar una fórmula suficientemente atractiva desde el centro -desde UCD- como para obtener los votos centristas.

Luis Gámir es miembro de la ejecutiva nacional de UCD y ha sido ministro de Comercio y Turismo.

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