Un radical a lo argentino
Ricardo BaIbín, de ascendencia asturiana, nació en Buenos Aires en 1904 y vivió su juventud en la ciudad de La Plata, cincuenta kilómetros al Norte de Buenos Aires. En La Plata comenzó su carrera política estudió Derecho, disciplina en la que se licenció en 1926. Ministro de Intervención Federal en el gobierno regional de San Juan, se vinculó tempranamente al partido radical cuyo líder histórico, Hipólito Irigoyen, presidente de la República argentina de 1916 a 1922 y de 1928 a 1930, ejerció sobre él una profunda atracción. En 1957, Balbín asumió la dirección de la Unión Civica Radical de la cual no sería desplazado hasta su muerte, pese a la continua cadena de escisiones, corrientes de oposición y tendencias que han intentado acabar con su liderazgo a lo largo del último cuarto de siglo. Candidato a la presidencia argentina en 1952, 1958, 1973, nunca consiguió acceder a ella.
Su partido consiguió situar en la presidencia de la República a uno de sus hombres. Arturo Illia, en 1963, cuando Balbín retiró su candidatura al no concurrir a los comicios el peronisiiio, la gran corriente política argentina adversa y vencedora del radicalismo.
La UCR nunca superó el 30% de los votos, pero mantuvo su influencia política y su poder arbitral con constancia, incluso después del golpe militar que llevó al general Jorge Videla al poder en 1976. Detenido en varias ocasiones, la personalidad política de Ricardo Balbín experimentó numerosas fluctuaciones que le aproximaron o le alejaron de los sucesivos regímenes castrenses argentinos.
Personalidad política controvertida y polémica, el líder radical, conocido popularmente como El Chino, realizó poquísimas salidas al extranjero, una de ellas a Espana, en abril de 1980. Calificado por sus adversarios como "político provinciano y maniobrero" y por sus seguidores como "sagaz y maestro del juego político", su trayectoria permite adscribirle al centro-derecha liberal en el plano ideológico.
