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Los liberales ultiman su estrategia de cara a las próximas elecciones generales

Los liberales de Unión de Centro Democrático (UCD) y los seguidores del fundador de los Clubes Liberales, Antonio Garrigues Walker, presentarán la próxima semana, inmediatamente después de los debates parlamentarios sobre el envenenamiento por el aceite de colza, un documento conjunto en el que marcarán su definición ideológica y su estrategia política de cara a las próximas elecciones generales. Este documento, que cuenta con el visto bueno del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, significa un nuevo e importante paso hacia la formación de la derecha española, de matiz liberal-conservador, y supone además un claro desafío al aparato centrista, controlado fundamentalmente por suaristas y martinvillistas.

La operación encaminada a la formación de esta derecha liberal se inicia el pasado mes de julio, cuando los liberales y los democristianos de UCD comienzan a reagruparse en corriente de opinión frente a socialdemócratas y suaristas. Los democristianos lograron con mayor facilidad esta cohesión interna y el día 23 de ese mismo mes sacaron a la luz pública su famoso documento denominado plataforma moderada, poco después de que el presidente Calvo Sotelo regresara de su viaje oficial a México. Los liberales demoraron su presentación como corriente organizada por un problema de liderazgo, ya que algunos eran partidarios del centrista Ignacio Camuñas, mientras otros consideraron más capacitado al independiente Antonio Garrigues Walker. Como telón de fondo, algunos liberales vieron la necesidad de esperar la reacción del comité ejecutivo del partido frente a la plataforma moderada, y fue la tibia respuesta del máximo órgano centrista ante los setenta parlamentarios firmantes del manifiesto democristiano lo que alentó a los liberales a intensificar contactos para culminar la operación.

Este fue también el momento en que el entonces ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, se planteó con firmeza su salida del Gobierno Calvo Sotelo, mientras que los suaristas optaron por acusar a través de los medios informativos la derechización de UCD e incrementaron sus discrepancias con las más importantes decisiones de Leopoldo Calvo Sotelo. Prueba de ello han sido las constantes dudas que Adolfo Suárez, Rafael Arias y Fernando Abril y, en menor medida, los socialdemócratas, han planteado en las últimas reuniones de las ejecutivas centristas en temas como la integración de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la televisión privada, la firma de los acuerdos autonómicos y la composición de la comisión electoral.

Los liberales, por su parte, han empleado el paréntesis veraniego en actividades políticas de grupo. Tras la cumbre de Sotogrande (Cádiz), celebrada el pasado mes de agosto, han mantenido constantes entrevistas y han celebrado reuniones en el domicilio madrileño del diputado liberal Joaquín Muñoz Peirats. La última tuvo lugar en la noche del pasado martes, y en ella Eduardo Punset, Luis Miguel Enciso, Eduardo Merigó, Víctor Carrascal y Antonio Giménez Blanco debatieron un extenso documento de trabajo elaborado por Antonio Fontán.

Este documento consiste en el estudio de la situación política y económica española y en un detallado análisis de la actual correlación de fuerzas de UCD. Asimismo, se reafirma el apoyo de este sector hacia el presidente deI Gobierno, se marca la estrategia a seguir por los liberales en un futuro inmediato y se manifiesta una clara simpatía por la personalidad política de Antonio Garrigues Walker. Soledad Becerril, Emilio Attard y el propio Garrigues no estuvieron presentes en la citada reunión, si bien por distintas razones, aunque han sido puntualmente informados de lo que en ella se habló.

Con algo de retraso acudió a la cita liberal Ignacio Camuñas, algo tenso por los avisos previos que había recibido en el sentido de que los liberales no le consideran ya como su legítimo representante. La estrecha colaboración política de Camunas y Agustín Rodríguez Sahagún en el comité provincial de UCD de Valladolid, sus recelos ante el cada día más perfilado liderazgo de Antonio Garrigues Walker entre los liberales y, sobre todo, la firma de los acuerdos a que llegó el pasado viernes una parte del comité de salvamento de UCD han sido tres razones de peso que han originado la desconfianza de sus compañeros de filas. Este último punto, la firma de los acuerdos parciales, le fue recriminada a Camuñas en la reunión del martes. Este se defendió alegando que tales acuerdos eran innocuos y carecían, por tanto, de mayor importancia. Sus interlocutores tuvieron que aceptar la respuesta como buena, ya que desconocían el texto de los acuerdos, como igualmente lo desconocen los firmantes de la plataforma moderada.

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La correlación de fuerzas en UCD

Sin embargo, ayer obtuvieron información sobre su contenido, y la referencia concreta a que la ejecutiva de UCD va a ser la encargada de elaborar las listas electorales, así como el compromiso de acudir a las próximas elecciones con candidatos exclusivamente centristas, ha sido muy mal acogida por los liberales, ya que el primer compromiso limita notablemente su acceso a los puestos de poder del partido, mientras que el segundo les impide la acción política conjunta con los liberales de Antonio Garrigues Walker. Todo parece indicar, pues, que a Ignacio Camuñas no le va a quedar otra salida que aceptar ser capitaneado por Garrigues o distanciarse de este sector. A este respecto, resultan muy significativas las declaraciones de Camuñas a EL PAÍS: «Llevo ya algún tiempo observando que algunos quieren lanzarse ahora precipitadamente con la bandera liberal», ha dicho. «Me felicito del boom, pero la aparición de estos nuevos liberales al amparo de una coyuntura, al parecer prometedora en cuanto a cargos y prebendas, no debe hacerse, creo yo, a costa de los que venimos siendo liberales desde hace tiempo sin buscar rentabilidad inmediata ni a corto plazo». El próximo lunes, una representación reducida de los liberales tiene previsto almorzar en Madrid con Ignacio Camuñas para tratar de llegar a un acuerdo. Por la tarde, los diecinueve diputados y quince senadores liberales se reunirán para ultimar las conclusiones del documento Fontán e iniciarán la recogida de firmas, entre las que figurará, sin duda, la de Emilio Attard. Como se recordará, Attard fue el primer firmante de la Plataforma moderada. Sin embargo, Muñoz Peirats señaló ayer a EL PAÍS que tanto Oscar Alzaga como Miguel Herrero (ambos dirigentes de la plataforma) están de acuerdo en traspasar firmas de un documento a otro. Ambas corrientes centristas piensan mantener su identidad propia, pero unirán esfuerzos y actividades de cara a las próximas elecciones generales. En este sentido, cabe destacar que los liberales han adelantado ya su apoyo para la reelección de Miguel Herrero como portavoz parlamentario de UCD, cuya «cabeza» ha sido reiteradamente solicitada por socialdemócratas y suaristas.

La votación del nuevo portavoz del Grupo Parlamentario Centrista se ha retrasado sucesivamente, a pesar de que en principio estaba previsto que se produjera al comienzo del período de sesiones parlamentarias septiembre-diciembre. La candidatura de Miguel Herrero contaría con el apoyo de los sectores liberal y cristiano, pero, en todo caso, no obtendría la abrumadora cantidad de votos que le separaron de su oponente social demócrata, Santiago Rodríguez Miranda, apoyado en su día por el sector oficialista.

Herrero tenía previsto dimitir al comienzo de este período, pero el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, le pidió que continuara, al menos hasta después de los próximos grandes debates sobre el aceite tóxico y la OTAN.

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