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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un angustioso presente

El Berlín que sirve de decorado a esta inquietante historia ha sido cuidadosamente elegido por Bernhard Sinkel para trasladar al espectador la desapacible sensación de encontrarnos en un mundo gélido y hostil. Más allá de la apariencia calma y democrática, se ocultan peligrosos resortes totalitarios que genera la propia democracia para defender su continuidad. Marginado nos lo revela siguiendo el transcurso de una sucia investigación parapolicial que acaba con la paz del protagonista. «Las ideas extremistas son un peligro para la democracia». dicen los enemigos de ésta, justificando así sus escuchas telefónicas, sus chantajes, sobornos y extorsiones; hasta sus asesinatos. La riqueza de ciertos medios técnicos para controlar la vida de los ciudadanos puede contrastar con la resistencia de éstos. Es la esperanza de Marginado, aunque, como casi siempre, venzan las llamadas fuerzas del orden.

Kaltgestellt (Marginado)

Director: Bernhard Sinkel. Guión: Sitikel y AIf Brustellin. Fotografia: Díetrich Lohmann. Intérpretes: Helmut Griem, Angela Molina, Martin Benrath, Friedhelm Ptok. República Federal de Alemania. 1981. Drama político. Local de estreno: Alphaville.

En dos aspectos claros se bifurca la película de Sinkel. De un lado, la lnformación política sobre la realidad de la actual democracia alemana; de otro, la vida privada del personaje central, un profesor comprometido que sufre una separación conyugal que no desea y que convive con una hija a la que no puede atender; más tarde, sin embargo, esa intimidad se vincula a la propia historia política de la película: el duelo que plantea el espía expulsado que quiere vengarse impide el mantenimiento de esos dramas sentimentales. En la relación entre ambos, espía y espiado, se encuentra lo mejor de Marginado.

Sin embargo, entre ambas partes, Sinkel ha enriquecido más la vida privada del personaje que las explicaciones políticas. Es cierto que se dice cuanto debe saberse, pero dramáticamente queda menos desarrollada la actividad clandestina de los estudiantes perseguidos que las luchas sentimentales del profesor; se sabe menos de las teorías políticas de los extremistas y su vinculación a la realidad del país que de las costumbre s cotidianas de quien las apoya.

Cabe, sin embargo, destacar la inteligencia de Sinkel al explicarnos la vida de ese profesor (espléndidamente interpretado por Helmut Griem). Sus carreras diarias para adelantar al tren, su última fascinación por Angela Molina (quien realiza aquí uno de sus mejores trabajos interpretativos), su vinculación en esa hija enana que sólo piensa en cocinar, están descritas con un cuidado y una sensibilidad tales que descubren a Sinkel como un excelente director intimista, por calificarlo rápidamente, antes que en un realizador con un concepto profundo de la necesidad le informar sobre la vida política.

No queda esta parte descuidada, a pesar de todo. Al acabar la proyección de Marginado, el espectador sabe que cuanto se le ha contado es cierto y, aunque sólo le hayan apuntado algunos datos, conoce la posibilidad de que la compleja y siniestra red de informadores y espías que rodea a los personajes de la película puede tener también su prolongación en la butaca de al lado.

Margitiado nos ofrece una dura perspectiva sobre el mundo que vivimos, y esto es más importante que la desigualdad narrativa de la película.

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