_
_
_
_

Más demandas de divorcio en Barcelona que en Madrid

Rosa Rivas

Treinta personas acudieron ayer a los cuatro juzgados de familia de Barcelona en su primer día de funcionamiento, mientras que en los de Madrid sólo se registraron cuatro demandas de divorcio. En éstos, cerca de cuarenta demandas estaban acumuladas, desde el 11 de agosto pasado, fecha de entrada en vigor de la ley de Regulación de Matrimonio, para series repartidas a los jueces que se encargarán de «dar solución jurídica a situaciones familiares insostenibles», como la de un matrimonio que insistía en permanecer en uno de los recién abiertos juzgados «hasta que nos arreglen nuestro divorcio».

«Yo quiero divorciarme, ¿qué tengo que hacer?» preguntaba despistado un hombre, de unos cuarenta años, acompañado de una mujer más jóven, en la secretaría de uno de los nuevos juzgados, aún sin el apéndice de Familia rotulado en la puerta. El demandante, que todavía no había recurrido a un abogado, deseaba iniciar los trámites cuanto antes, al igual que otra pareja -en este caso un matrimonio mal avenido- que no se quería marchar de la dependencia del juez sin que este, «o quien sea, nos arregle el divorcio». Una mujer también de unos cuarenta años, con siete de separación, fue la primera en acudir a registrar su demanda de divorcio. Con aire decidido realizó su trámite -bajo la mirada de su pareja- en la oficina de Reparto Civil, y no se preocupó, como otros, de buscar «al señor juez». Comentó que tenía previsto buscar un abogado y un procurador, sin cuya intervención el magistrado no puede proceder, pero «la demanda es lo primero», y se marchó rápidamente, huyendo de las fotos: «Si me ve mi marido, no se divorcia».

Comienza el trabajo sin el protocolo anunciado

Cuando se cerró la recepción de instancias con la correspondiente demanda, sólo cuatro personas habían solicitado el divorcio en Madrid. Para presidir la toma de posesión de los magistrados había sido anunciada días antes la visita del hoy ex ministro de Justicia Francisco Fernández Ordóñez. Pero aquéllos comenzaron su trabajo sin ningún tipo de protocolo, aunque con el material técnico y humano suficiente. Además de los jueces Ignacio Sierra. Román García, Pedro González y Miguel López Muñoz trabajan un secretario, dos oficiales, cuatro auxiliares y dos agentes judiciales. «Pensábamos que nos iba a desbordar el trabajo, pero, de momento no ha sido así», dicen los titulares, «quizá han influido las vacaciones, pero el diagnóstico de quiénes y en qué circunstancias se divorcian en España no lo podremos hacer hasta que pasen unos tres meses», añaden.

Los magistrados, que pidieron voluntariamente este destino en los juzgados de familia, coinciden en sus planteamientos: «Es una tarea de gran responsabilidad; solucionaremos jurídicamente situaciones familiares insostenibles en unos procesos con enorme carga emotiva. Claro que, si no fuéramos partidarios del divorcio no podríamos hacerlo». Los jueces de familia mantendrán reuniones periódicas, «no resulta efectivo mantener criterios dispares», y contarán, a título expe rimental, con un equipo asesor de psicólogos.

«El divorcio es ahora un tema apasionante, que despierta expectacivas, pero dentro de poco comprobará la gente que se trata de un trámite más», señala Román García, y puntualizan Sierra y González: «Protestarán los antidivorcistas, pero la ley ya está asimilada». En estos juzgados de familia, sus titulares tienen, asimismo, competencia sobre otros temas: separaciones, nulidades, adopciones.

El proceso de divorcio, desde la presentación de la demanda hasta la promulgación de la sentencia, durará entre los quince días y los seis meses. Siendo el más rápido el de mutuo acuerdo y el más dilatado el de nulidad. El procedimiento por vía incidental -sin convenio entre los cónyuges- será de unos tres meses.

Al contrario que en Madrid, los cuatro juzgados de familia de Barcelona tuvieron una apertura con aglomeraciones de público, informa Enric Canals. Treinta personas se presentaron por libre -un matrimonio, incluso, se peleó discutiendo las condiciones del divorcio- y unas diez presentaron demanda, con lo que sumadas a las cuarenta acumuladas ya pasan de cincuenta las solicitudes registradas en Barcelona.

Por otra parte, en los dos juzgados de Sevilla, donde carecen de teléfono, sólo fue presentada una demanda de divorcio, según nuestro corresponsal José Aguilar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_