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LA LIDIA

Grave cogida de Curro Romero en la plaza de toros de Almería

Curro Romero resultó herido de gravedad por el quinto toro de la corrida de feria celebrada ayer en Almería, que pertenecía a la ganadería de Felipe Bartolomé. La cornada, en el muslo derecho, fue muy espectacular, pues pudo apreciarse cómo penetraba gran parte del pitón y se producía una fuerte hemorragia. Trasladado a la enfermería, el torero fue intervenido durante casi dos horas por el doctor Luis Gómez Angulo, quien calificó de grave el pronóstico de la herida.El parte facultativo dice así: «Herida de diez centímetros en tercio interno de la cara interna del muslo derecho, con dos trayectorias: una ascendente, de quince centímetros, que diseca, contusiona el paquete vascular femoral superficial en extensión de quince centímetros con hematoma perivascular, dejando al descubierto el plano óseo con grandes destrozos musculares en la región.

Otra de cinco centímetros en cara antero interna tercio superficial que interesa planos superfliciales, dislacerando en una superficie de unos diez centímetros».

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La cornada de Curro Romero en la plaza de Almería fue limpia

Viene de primera página

"Cuadro de espasmo muscular periférico de extremidad inferior derecha. Se le opera en la enfermería de la plaza bajo anestesia general. Pronóstico grave». Después de la operación, Curro Romero fue internado en la clínica almeriense de María Auxiliadora.

La corrida de Felipe Bartolomé salió con mucho temperamento y dificultades para los toreros. El peón Romerito, de la cuadrilla de Curro Romero, manifestó a EL PAÍS que «era muy mala, pues ya sabe», dijo, «cómo es lo de Santa Coloma cuando trae genio» (se refería, naturalmente, a la casta de la ganadería). El propio Romerito explicaba cómo Curro recibió de lleno la cornada en el muslo «y se dio un pellizco» en un gesto reflejo para contener la hemorragia. Andrés Luque Gago le hizo un torniquete con la pañoleta, pues, a la vista de la intensa hemorragia, temió que estuviera seriamente dañada la femoral. Afortunadamente no ocurrió así.

Entre los toreros que acudieron al quite estaba Ruiz Miguel, que se encontraba de paisano en el callejón, y según testimonio de Antonio Torres, administrador de Curro Romero, fue el que «a gritos e incluso a manotazos» apartaba a las numerosísimas personas que atestaban el callejón, de por sí muy estrecho, y que impedían el rápido traslado a la enfermería del diestro herido. «El gesto de Ruiz Miguel, por lo que tuvo de humanitario», decía Antonio Torres. «le califica como un gran compañero y un gran torero: nosotros nunca lo olvidaremos».

Curro Romero iba consciente y decía «¡deprisa, deprisa!» a las asistencias que lo llevaban a la enfermería. Cuando el médico le tranquilizaba, al recibirlo, le respondió: «Sé cómo me ha levantado el toro y cómo me ha metido el pitón, de manera que, por favor, anestesie y opéreme en seguida, doctor». Naturalmente, le desvistieron inmediatamente y comenzó la operación, que duró cerca de dos horas. En ella pudo apreciarse que la cornada, aunque fuerte -y grave- es lo que llaman los taurinos limpia. Trasladado el diestro a una clínica almeriense, cuando llegaba allí estaba tranquilo y habló telefónicamente con su padre y con sus hijas. Su comentario a quienes le acompañaban en la habitación fue: «No pasa na, son gajes del ofisio, acsidentes laborales». No manifestaba preocupación excesiva por la importancia de la herida y añadía: «Ahora a curarse y a toreá»,

Sin embargo, llegada la madrugada, le vinieron unos dolores intensos, que el doctor Angulo consideró lógicos por el traumatismo sufrido, y le fueron administrados calmantes. El torero no paraba de moverse, inquieto, en la cama, y no podía conciliar el sueño. Previamente se le hicieron exploraciones en la pierna y se prestó especial atención a la circulación sanguínea. Curro Romero estaba anunciado para mañana en Linares, el día 6 en Murcia y el 8 en Villanueva del Arzobispo. Para el 20 de septiembre tenía proyectado torear en Madrid, alternando con Manolo Vázquez y Antoñete. En estos momentos no puede predecirse si estará en condiciones de reaparecer.

Una de las mejores actuaciones de Curro en su vida profesional la tuvo precisamente en Almería, en la pasada feria, y había enorme expectación por verle ayer, acompañado de Manolo Vázquez y Rafael de Paula. La corrida, como queda dicho, salió muy dura y Vázquez y Paula fueron abroncados. En el último toro, el peón Luque Gago resultó alcanzado por un botellazo en una pierna, y cuando acusó él golpe se le arrancó el toro, que le propinó una tremenda voltereta. Curro escuchó división de opiniones en el segundo de la tarde, y cuando se doblaba con el quinto llegó la cogida. Manolo Vázquez estoqueó con brevedad a este toro.

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