José Luis Garci y Carles Mira compiten en el Festival de Montreal

El crack, de José Luis Garci, y Con el culo al aire, de Carles Mira, aspiran al premio del Festival Internacional de Cine de Montreal (Canadá), que se celebra estos días y que se clausurará el próximo 30 de agosto.El título de Con el culo al aire, de Carles Mira, molestó a algún parlamentario ucedeo cuando vio las carteleras publicitarias frente a las Cortes, allí se exhibía la película, con la clásica discreción con que pasan por los cines madrileños bastantes de las mejores novedades del cine español.

El realizador valenciano Carles Mira había protagonizado ya con su primer título un pintoresco escándalo. La portentosa vida del padre Vicente, que explicaba, en clave de humor, las peripecias milagrosas de Vicente Ferrer, no fue bien vista por algunos distribuidores españoles, más respetuosos con la versión oficial de la obra del santo, prohibiendo, en definitiva, su exhibición en los locales que dominan. De hecho tiene aún problemas para exhibirse en el País Valenciano.

También en clave de humor, rozando el astracán, y plenamente dentro de un cierto disparate, Con el culo al aire narra las alucinantes aventuras de un mozo que acaba encerrado en un manicomio por haber disfrutado de una noche de amor con la trashumante artista de las Fiestas del pueblo. En ese manicomio, el joven no tiene más remedio que continuar la tradición de la casa, fingiendo una locura ortodoxa, que en su caso se transforma nada menos que en creerse fallera mayor.

José Luis Garci ha tenido, por el contrario, más repercusión popular. Desde que dirigiera Asignatura pendiente, en 1977, su filmografía -Solos en la madrugada, Las verdes praderas- ha contado con el éxito. Interesado fundamentalmente en la reconsideración del pasado, Garci, en su primera película, acusaba al sistema educativo y a la política sufrida español durante los cuarenta años del franquismo de haber imposibilitado a toda una generación -la que ahora, como él, tiene más de treinta años- el realizarse plenamente.

El crack se despega considerablemente de esta poética, para remitirse, ante todo, a la imitación del género negro americano. Juego cinematográfico dentro del cine, la película propone la curiosa paradoja de aplicar al subdesarrollo español las técnicas gangsteriles de países mas industrializados. La crítica señaló la interpretación de Alfredo Landa como uno de sus mejores aciertos.