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El descubrimiento de 74 cadáveres decapitados, úItimo episodio en la guerra civil de El Salvador

El coronel Adolfo Majano, miembro de la Junta salvadoreña, vuelve a la actividad política después de ocho meses de silencio en su residencia actual de Nueva York. La semana pasada mantuvo en México entrevistas con dirigentes de la oposición y con militares salvadoreños que, sin haber pasado a la guerrilla, están en desacuerdo con la represión indiscriminada que practica el Ejército.

El descubrimiento, durante la pasada semana, de 74 cuerpos decapitados en la zona occidental del país, la mayoría de ellos en el departamento de Santa Ana, ha puesto en evidencia una vez más la brutalidad de esta guerra, a la que no se le ve término.El arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera, habló el domingo de sadismo al referirse al episodio de los cadáveres decapitados, entre los cuales hay niños de trece años. Tras criticar igualmente los sabotajes practicados por la guerrilla contra instalaciones eléctricas, que han dejado sin luz durante horas a la capital y a los departamentos surorientales, Arturo Rivera descartó que las elecciones de marzo puedan ser una solución para la guerra civil.

La actividad puramente militar se ha intensificado durante los últimos diez días, después de siete meses de repliegue y de acciones defensivas o de sabotaje por parte de la guerrilla. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) ha pasado al ataque en Morazán.

Una veintena de guardias nacionales fueron hechos prisioneros en Perquín. Su interrogatorio, conducido por el comandante Joaquín Villalobos, fue transmitido a través de Radio Venceremos. También a través de esta emisora se hizo luego un llamamiento a la Cruz Roja para que recogiese prisioneros, en un gesto que pretende marcar diferencias con un Ejército que mata sistemáticamente a los guerrilleros que caen en sus manos.

A la ofensiva de Morazán han seguido acciones de hostigamiento en Agulares y Suchitoto, en una zona que corresponde a las Fuerzas Populares de Liberacion (FLP).

La respuesta del Ejército ha sido igualmente contundente: bombardeas aéreos en Morazán, Guazapa y Chichontepec, los tres santuarios de la guerrilla, mientras el embajador norteamericano, Diane Hinton, ha declarado que su Gobierno está dispuesto a intensificar la ayuda militar al Ejército salvadoreño.

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Sus manifestaciones están en línea con lo dicho por el subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Thomas Enders, al ministro de Exteriores nícaragüense, Miguel Escoto, en su reciente viaje a Managua: "Estados Unidos no va a permitir un triunfo militar de la guerrilla; tiene los medios y la voluntad de hacerlo, sin que importe el coste político".

Descartada la victoria militar a corto plazo por cualquiera de los contendientes y rechazada la negociación por parte de la Junta, ésta parece ser la única posibilidad de detener una matanza que ha costado más de 10.000 vidas humanas en lo que va de año.

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