Arabia Saudí congela en 32 dólares el precio de su barril de petróleo hasta 1983
ENVIADO ESPECIALArabia Saudí vetó ayer en la OPEP una subida de tres dólares en el precio mínimo del barril de crudo, al tiempo que su ministro del Petróleo. jeque Zaki Yamani, anunció públicamente que el crudo saudí permanecerá congelado en 32 dólares hasta el 1 de enero de 1983. Este sorprendente desenlace de la conferencia consultiva que el cártel petrolero ha celebrado durante los últimos cinco días en Ginebra es consecuencia de la firme actitud mantenida por Yamani -al parecer, siguiendo instrucciones directas de su Gobierno-, que se negó sistemáticamente a aceptar cualquier compromiso sugerido por sus colegas que no implicara la estricta adopción de su propio plan de Linificación de precio. Pero para compensar este «mal gesto» hacia sus colegas del cártel petrolero, Yamani también anunció que su país reducirá en un millón diario de barriles, a partir de septiembre, los 10.3 millones diarios que produce actualmente. Sin embargo, esta pequeña reducción de sus ventas será insuficiente para eliminar el excedente de oferta que existe en el mercado mundial y que se calcula que supera los tres millones diarios de barriles. El aparatoso fracaso de la OPEP para dar la vuelta a esta situación del mercado, que le es claramente adversa, supone un respiro casi providencial en los esfuerzos que realizan los países industrializados (incluida España) para equilibrar sus economías, inmersas como están en un difícil proceso de ajuste al «choque petrolero» de 1979. Como consecuencia de este fallo de la OPEP, los precios del petróleo no sólo no subirán en los próximos meses, sino que es previsible que continúen, incluso más marcadamente, su tendencia regresiva de los últimos meses. Tal es así, que el ministro libio del Petróleo, Al Zaagar, que ayer criticó duramente a Yaniani por su actitud a lo largo de toda la conferencia, no descartó una eventual rebaja oficial de los precios oficiales de su país, en estos rnomentos los más altos del mercado. La conclusión oficial del encuentro consultivo de la OPEP, que finalizó sin ningún comunicado, como es tradicional, fue anunciada por su presidente, el indonesio Subroto. a media tarde de ayer. «Los ministros han decidido respetar los acuerdos de Ball hasta la próxirna reunión en Abu Dhabi, en diciembre», dijo Subroto. Los acuerdos de diciembre de 1980, de Bali, que establecían un abanico demasiado amplio de precios desde 32 a 41 dólares, son, en parte, responsables del caos tan perjudicial para la OPEP que se ha generado en el mercado.
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La firme actitud de Yamani evita que la OPEP desencadene una nueva subida en los precios del crudo
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El aspecto negativo de los acuerdos de Bali, según se ha cansado de explicar Yamani en varias ocasiones, es la enorme diferencia que existe entre los precios de los crudos de calidad media, como los saudíes, y, los de máxima calidad. como los norteafricanos. Esa diferencia, que tradicionalmente nunca ha superado los dos dólares, es ahora de nueve dólares.
Muchos países consumidores, afectados por la recesión económica y con ambiciosos planes para reducir su dependencia del petróleo, han preferido concentrar sus compras en el crudo saudí y reducir al máximo las adquisiciones de los más caros. Esta tendencia se ha visto favorecida por la actitud colaboradora de Arabia Saudí, que ha producido todo el petróleo que podía vender.
La alta producción saudí ha terminado por hundir las ventas de petróleo de países como Nigeria, cuyo crudo era (a 41 dólares) uno de los más caros, y amenaza con poner en peligro las de países como Libia y Argelia, otros dos productores que cobran precios en la mísma escala y que se han negado, muchas veces por razones de política interna, a reducir sus precios. No obstante. estos precios han terminado por bajar en los mercados libres.
La conferencia consultiva de Ginebra, convocada precisamente a petición de Nigeria. y con el apoyo de Libia y, Argelia, era precisamente un intento del consorcio para moderar la postura saudí y permitir, mediante la reducción de la producción saudí, la recuperación de las cuotas de mercado de los otros países y de los precios anteriores.
El todopoderoso Yamani, ministro del Petróleo saudí, al que la convocatoria no le había gustado en absoluto, se ha negado, sinembargo. a aceptar las tesis del resto de países de la OPEP y ha argumentado que el origen del problema que padecen se encuentra en el «desmadre» que han experimentado los precios del crudo a partir de la revolución iraní.
Yamani considera estos precios «irreales» y «provocativos» para Occidente. y no tiene el menor reparo en confesar que los países industriales necesitan un respiro inmediato, por lo menos hasta 1983, y una seguridad posterior de que todos los incrementos de los precios van a ser estables y razonables en el futuro. Para ello ha elaborado, con la ayuda de un grupo de expertos del comité de estrategia de la OPEP, un plan de subidas automáticas, que, basado en la umficación de los precios, pretcridía imponer desde esta reunión.
Demasiado pronto para la unificación
Pero sus deseos han probado estar todavía demasiado inmaduros para algunos de sus colegas. Según manifestó Subroto al término de la conferencia, la OPEP aceptaba el plan de Yamani, pero no estaba de acuerdo (once de los trece miembros) en que el nuevo precio unificado fuera de 34 dólares, el máximo que estaba dispuesto a permitir Yaniani. Asimismo, el saudí tampoco aceptaba que los diferenciales, es decir, la diferencia que existe entre unos precios y otros para crudos de distinta calidad, superasen los dos dólares, tal como pretendían sus colegas.
Según el presidente de la OPEP, el consircio estuvo muy cerca de llegar al compromiso de los 35 dólares de precio marcador que había sugerido Nigeria. Pero la oposición de Yamani, que lo consideraba excesivo, y la de Irán, que lo estimaba demasiado bajo, fueron demasiado fuertes a lo largo de los cinco largos días de conversaciones,
En este tira y afloja, los ministros de la OPEP quisieron acudir a la autoridad moral de sus respectivos jefes de Estado para acabar con la resistencia de Yamani. Al cuarto día de negociaciones, el presidente de la conferencia la interrumpió para permitir las consultas telefónicas entre los jefes de Estado.
En este punto, la pasiva actitud saudí adquirió características de refinamiento. El rey Jaled, que debió recibir un récord de llamadas telefónicas de varios jefes de Estado, declínaba los consejos de sus comunicantes a través de terceras personas, señalando que el tenia era competencia del príncipe heredero y hombre fuerte del país, el príncipe Fahd.
Cuando las llamadas se orientaban a éste, el príncipe heredero estaba llocalizable. «Está de vacaciones y sólo atenderá llamadas urgentes». dicen que replicaba su servicio en Marbella. donde supuestamente se encuentra. Otras veces, según los rumores que circularon por los pasillos de la conferencia, el príncipe heredero se encontraba en su yate, posiblemente en aguas de Marruecos, y se recomendaba una espera de una hora para poder hablar con él.
El difícil futuro de la OPEP
No es de extrañar que esta actitud saudí, patente en el tiltimo día de la conferencia, provocara las iras del resto de los coleuas de la OPEP. «La OPEP tiene ante sí un futuro muy difícil», declaró el ministro libio en una larza e improvisada conferencia de Prensa en las escaleras del hotel Intercontinental de Ginebra. Duro con Yamani, como lo fue con los norteamericanos, el minístro libio acusaba a Arabia Saudí de todos los males de la OPEP y amenazaba con castigos, innombrables por la falta de «solidaridad árabe».
Por su lado, el represertante iraní era más categórico. «Más vale una OPEP de doce miembfos unidos que de trece desunidos», declaró. desconociendo quizá, por eso de los coritinuos cambios en el equipo petrolero iraní desde la revolución, que Arabia Saudí produce casi el 50% del petróleo de la OPEP y que sin los saudíes la OPEP aperías podría controlar el 25% del, nicrcado del petróleo del mundo no comunista.
La fuerte división de la OPEP, que sin duda ha traspasado todas las cotas jamás alcanzadas. ha sido recibida con esperado entusiasmo en todos los países industrializados, según comunicados hechos públicos ayer en algunos países y por las principales compañías de petróleo.
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