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Contradicción en la declaración de León Pizarro sobre el 23-F

Las contradicciones de las declaraciones de los procesados por el intento golpista del 23 de febrero se extienden también a otros declarantes no procesados, según pudo comprobar EL PAIS en lo que se refiere a la del general de división José León Pizarro, que consta a partir del folio 245 y siguientes del sumario. Tras afirmar que tuvo conocimiento del asalto al Congreso por la radio, dice izo recordar que el propio capitán general de la III Región Militar anunció «que se iba a producir un asalto al Congreso y que el Gobierno y los diputados quedarían retenidos».En la declaración del general León Pizarro, a quien Milans del Bosch había encargado la dirección de la operación alerta roja, el jefe de la División Maestrazgo relata la reunión convocada a las 17.30 horas del día 23 de febrero en el despacho de Milans del Bosch, y explica la reacción de sorpresa de todos los presentes ante el anuncio de que iba a ocurrir algo en el Congreso. Preguntado por el fiscal si previamente a que fueran oídos los hechos por la radio Milans del Bosch leyó un manuscrito que llamó manifiesto, León Pizarro contestó «que sí, que es cierto que lo leyó».

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Preguntado de nuevo por el fiscal si, ante la extrañeza manifestada por uno de los generales presentes por la expresión «vacío de poder» que figuraba en el escrito, era cierto que Milans del Bosch contestó que «ya les podía decir que se iba a producir un asalto al Congreso» ( ... ), el general León Pizarro contesta «que no recuerda».

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El general León Pizarro asegura que Milans del Bosch decía recibir órdenes del Rey

Viene de primera página

El general León Pizarro amplía su declaración a la anterior pregunta del fiscal militar diciendo que «en todo momento y en cualquier manifestación que hiciera el capitán general lo hacía hasta recibir órdenes de Su Majestad, que, como ya había indicado, tenía conocimiento de esos hechos».

Preguntado sobre los mandos que estaban con él cuando el capitán general les hizo la declaración de que iba a ocurrir algo en el Congreso y que el general Armada «iba a dar un escrito para leerlo allí, siendo todo ello conocido por su majestad el Rey», el general León Pizarro contesta que estaban todos los mandos de los distintos servicios, intendencia, sanidad, ingenieros, gobernador militar, jefe del Estado Mayor, general Urrutia... En cambio, contesta que no estaban presentes los jefes de secciones de Estado Mayor.

Sobre existencia de precentes de la operación, cuyo mando se le encomendó, prevista para el día 23 en la III Región Militar, León Pizarro contesta que se trata de una ocupación de puntos neurálgicos de la ciudad, «y que ya la había realizado anteriormente cuando las últimas elecciones generales».

Relata también en su declaración que cuando el gobernador militar de Valencia, general Luis Caruana, comunicó al teniente general Milans del Bosch que le habían dado la orden de detenerle, el capitán general se echó a reír y le contestó: «Bueno, pues empieza», mientras sobre su mesa tenía un revólver.

Milans se niega a parar el golpe

Tomando como base el resumen final de los hechos desarrollados el 23 y el 24 de febrero en la III Región Militar, realizado por el juez instructor del sumarlo abierto por el intento golpista a partir de las declaraciones de los distintos protagonistas, Europa Press recoge, como actitudes características de Milans del Bosch, las siguientes: su intento de convencer a los distintos mandos de la región de que el Rey estaba detrás del golpe de Estado y de que el bando que publicó tenía como única finalidad mantener el orden, y su negativa a atender las sugerencias de sus superiores de que ordenara al teniente coronel Tejero a deponer las armas.

Asimismo la agencia citada destaca del resumen del juez instructor que los preparativos de la ocupación de las ciudades comprendidas en la III Región Militar habían sido realizados «mucho antes del asalto al Conareso, bajo la apariencia de un ejercicio táctico de los que habitualmente efectúan las unidades militares».

Los preparativos comenzaron' poco antes de las ocho de la mañana del día 23 de febrero, cuando el coronel Gómez de Salazar, jefe del Estado Mayor de la División Maestrazgo, y el teniente coronel Somalo, de la sección de operaciones del Estado Mayor de la III III Región Militar, acudieron a capitanía general convocados por el coronel Ibáñez, segundo jefe del Estado Mayor de la región (procesado y para quien el fiscal pide quince años de reclusión). El coronel Ibáñez tenía la orden del teniente general Milans del Bosch de preparar un ejercicio táctico de alerta roja para ese mismo día.

El coronel Ibáñez anunció que el objetivo iba a ser asegurar el cierre de los accesos a la capital por el Norte, mediante una serie de mar chas nocturnas a llevar a cabo por grupos tácticos. Tras extenderse en detalles operacionales del ejercicio, se advierte que la dirección del ejercicio la va a asumir el general León Pizarro, jefe de la División Maestrazgo, y en Castellón, el coronel Del Pozo, jefe del Regimiento de Infantería Motorizada 14.

Pasadas las 9.30 horas, el coronel Ibáñez informa al capitán general de lo tratado en la reunión. A punto ya de pedir autorización para retirarse, el coronel Ibáñez pudo oír cómo el teniente general Milans del Bosch comenzó a exponer su preocupación por el momento que atravesaba el país. Y seguidamente, Milans del Bosch «le anunció que esa misma tarde iba a producirse en Madrid un suceso que podía provocar un vacío de poder». Fue entonces cuando el coronel Ibáñez recibió la orden de redactar un bando, «en el que debían recogerse una serie de medidas que permitíeran hacer frente a la situación». El propio Milans del Bosch escribió en un papel que tenía sobre el escritorio el encabezamiento y el final del bando.

Vuelta al 19 de julio de 1936

Una hora empleó el coronel Ibáñez en redactar el escrito, para el que utilizó como fuente de inspiración el bando dictado por el general Mola el 19 de julio de 1936 para las provincias de Burgos, Palencia, Santander, Guipúzcoa, Vizcaya, Logroño y Navarra. El capitán general dio el visto bueno y ordenó al coronel llamar a todos los miembros del Estado Mayor.

El jefe del Estado Mayor, general Urrutia, y los tenientes coroneles Guerri, Pacheco, Somalo y Santos, responsables de cada una de las secciones del mismo, acudieron al despacho de Milans del Bosch, quien les dijo que les había convocado para informarles de que en Madrid iba a producirse un hecho «importante, grave, de suma trascendencia e incruento», del que iba a tenerse conocimiento por la radio.

El teniente general Milans del Bosch aseguró a sus subordinados que el Rey estaba al corriente del hecho, «según le había dicho el general Armada, quien se encontraría en la Zarzuela impartiendo instrucciones». Explicó que el desenlace sería un nuevo Gobierno, con Armada de presidente, y Milans presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. (Precisamente cuando el presidente de esta Junta, teniente general Ignacio Alfaro Arregui, en la tarde de aquel día, confirmó la orden del jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Gabeiras, en el sentido de que anulara su bando y adoptara la alarma-2, el teniente genera Milans del Bosch contestó que no recibía otras órdenes que las del Rey)-.

Milans del Bosch dijo también a sus subordinados que se trataba de tomar las medidas preventivas oportunas para asegurar el orden dentro de la región, en el caso de que sucediera lo que había expuesto., Seguidamente, ordenó al coronel Ibáñez que leyera el bando, y a todo el Estado Mayor que preparara copias del mismo y de los mapas y dispositivos de la operación alerta roja. Desde ese momento se produjo una febril actividad en el Estado Mayor de la III Región Militar.

Poco antes del mediodía, el capital general recibió al coronel Del Pozo, al que dijo lo que había comunicado en la reunión anterior. Milans del Bosch recomendó al coronel que no informara a su gobernador militar, el de Cartagena, aduciéndole como argumento que no estaría bien visto que se enterara después que su subordinado.

A las 12.45 horas de ese mismo día, 23 de febrero, el coronel Ibáñez ordenó al teniente coronel Pacheco que preparase la publicación del bando, el control de los medios de comunicación y la integración del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid) en los órganos de Información de la Capitanía. El coronel Ibáñez y el teniente coronel Somalo establecieron nuevos itinerarios y objetivos y prepararon seis sobres con la documentación relativa a la operación, en cuyo exterior fue escrita la palabra miguelete. Los sobres, cerrados y lacrados, fueron entregados al general jefe de la División Maestrazgo, al de Artillería de ésta v a cada uno de los jefes de los cuatro grupos tácticos.

¿Milans quería "frenar a Fuerza Nueva"?

En la reunión celebrada poco antes del asalto al Congreso en el despacho del capitán general de la III Región Militar, a la que asistieron seis generales -Urrutia jefe de su Estado Mayor-, León, Pizarro jefe de la División Maestrazgo-, Caruana, gobernador militar de Valencia, y Abad, Gil Espasa y García Castro, jefes de los servicios de intendencia, sanidad e ingenieros, respectivamente-, Milans leyó el manifiesto que después sería proclamado como bando y, entre otros comentarios que figuran en el sumario, Europa Press recoge el siguiente: Milans del Bosch aseguró que si en el bando queda prohibida la actuación de los partidos políticos, «es para evitar acciones aisladas de Fuerza Nueva», ya que, según indicó, «la operación no se trataba de un movimiento de derechas».

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