Ciencia y tecnología para luchar contra la crisis económica
La Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander ha sido esta semana escenario de una nueva polémica sobre la ciencia española, referida especialmente a la tecnología y a su reflejo en la actual crisis económica. Si, como afirmó el director del seminario, Eugenio Triana, «en España se está produciendo el estancamiento de la actividad industrial», la alternativa no es otra que realizar inversiones estratégicas en educación, cultura y formación de personal de alta calificación, que sirvan de basamento a una acción general de asimilación de conocimientos externos.
El seminario, titulado El sistema ciencia -tecnología y la crisis económica, se inició con un análisis del pensamiento y la cultura científica en España, realizado por el catedrático de Historia de la Filosofía Española de la Universidad de Madrid, José Luis Abellán. Para ese análisis, el profesor Abellán replanteó el problema de los condicionamientos históricos considerando «inevitable acudir a los planteamientos de las distintas polémicas sobre la ciencia española».El resultado final de todo el análisis de José Luis Abellán es que necesitamos una estructura organizativa e institucional del desarrollo científico, no mediatizada por una administración con fines exclusivamente políticos.
Las conclusiones de la primera jornada del seminario se vieron reforzadas por la tesis mantenida por el director gerente de la fundación del INI, Rafael Martín Moyano, que afirmó que «la sociedad española no demanda, de forma explícita, ciencia y tecnología, sino que demanda productos y servicios, con independencia del origen de la tecnología que hace posible tales productos y servicios». Martín Moyano advirtió que «Incluso» es frecuente que el ciudadano medio identifique los productos fabricados mediante tecnología extranjera con una garantía de calidad.
Atraso científico
El director del seminario, Eugenio Triana, responsable del programa Ogein (Organización y Gestión de la Investigación) del INI, se preguntó si quienes en la segunda mitad del siglo XVIII llegaron a la conclusión de que «los males de la patria tenían su origen en el atraso científico, en la marginación de la tecnología y la industria» habían hecho un diagnóstico aún válido hoy. La cuestión tiene, evidentemente, un valor decisivo cuando España inicia un proceso histórico de integración en la Comunidad Económica Europea.«Se nos ha advertido», dijo Eugenio Triana, «de los problemas agrícolas, fiscales y financieros. Pero el cambio más profundo para nuestro país consiste en la incorporación al conjunto de naciones que se distinguen por sus avances en ciencia y tecnología», recordando la frase de Ortega de que «Europa es ciencia, todo lo demás le es común con el resto del planeta».
La incorporación a la ciencia avanzada fue el tema desarrollado por Mariano Mataix, director general de Hispano- Francesa de Energía Nuclear (Hifrensa), para quien España se encuentra actualmente en una situación en la que su desarrollo tecnológico no se corresponde con el nivel de desarrollo general.
Tecnología importada
José Vicente Cebrián, que ve en la importación de tecnología inconvenientes, como la situación de dependencia, la restricción de la libertad de mercado y, especialmente, los costes a largoplazo para el sistema económico, insistió en que el Congeso de los Diputados y, de una manera especial, el Senado, «deben realizar una labor de análisis y reflexión sobre el papel e la tecnología en la sociedad española», al tiempo que la Administración debe fijar «una lista de sectores prioritarios en el campo de la investigación y el desarrollo tecnológico».Sobre la relación «ciencia y modelo económico español» habló Javier Solana, diputado del PSOE y profesor agregado de Física en la Universidad Complutense.
Si en los años posteriores a nuestra guerra civil el ambiente cultural y político no favoreció el desarrollo de las ciencias, en cambio, «la España democrática vuelve a tener una oportunidad de incorporarse al desarrolo científico y tecnológico».
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