Neumonía tóxica

En el editorial de EL PAÍS del día 15 dejulio se vuelve a tratar el tema de la neumonía tóxica. Creo que no es serio pensar que 86 muertos y varios millares de enfermos puedan ser manipulados con vistas electorales por el partido principal de la oposición como parece querer demostrar el ministro de Sanidad.En la conferencia de Prensa celebrada por varios ministros el día 14 de julio se dice que la gestión de los distintos ministerios ha sido eficaz y, diligente, que los consumidores no han presentado denuncias ni se han molestado en ir a devolver el aceite tóxico, y, finalmente, «que parece que no hay graves secuelas de la intoxicación».

La gestión eficaz de las autoridades ha ido siempre a remolque de los acontecmientos; las investigaciones, con retraso, sin tener en cuenta desde el primer inomento la cadena de transmisión de la enfermedad ni su sintomatología generalizada, porque de haber sido así no hubiera sido lógico que en la primera encuesta epiderniológica realizada por el ministerio no Figurase para nada el dato de la ingestión alimenticia.

Sobre la no denuncia de los consumidores, creo que se han presentado algunas, aunque escasas, lo cual es comprensible, dada la extracción social de los afectados y, por tanto, el desconocimiento de las gestiones precisas. La devolucion del aceite tóxico origino grandes colas los primeros días y no hay que descartar que quizá a muchos trabajadores no les merezca la pena perder una jornada de trabajo por ganar unos litros de aceite.

Finalmente, sobre las secuelas a

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largo plazo de la intoxicación, muy alegremente y sin ninguna base científica se prescinde de ellas, cuando la OMS, según el propio ministerio, ha dicho que se trata de un cuadro clínico completamente desconocido en el mundo y la realidad es que se están viendo graves afectaciones no sólo pulmonares, sino también neurológicas, hepáticas y renales, que no se sabe cuál va a ser su pronóstico ni a corto ni a largo plazo.

Pienso que un problema de semejante calibre que ya se ha cobrado 86 muertos y muchos enfermos graves, que está costando miles de millones a la Seguridad Social y, por tanto, a los contribuyentes, debería ser tratado con mayor dureza a la hora de buscar responsables.

En cualquier país democrático, de los que decimos formar parte, hubiera acarreado la dimisión de los ministros responsablespero en nuestro país parece que las autoridades se aferran al poder de tal forma que da igual el número de errores cometidos o la ineptitud demostrada./ médica.