Desasosiego gallego

Quisiera mostrar mi desasosiego por la alarmante facilidad, por no decir descaro, con que los más de sus editoriales de asunto autonómico escamotean el nombre de Galicia cuando su inclusión resulta obligada. Sin ir más lejos, en el titulado «El consenso autonómico» (EL PAIS del pasado día 12) se leía: «Con excepción de las autonomías catalana y vasca, cuya reivindicación nació en el cuerpo social de esas comunidades, el Estado de las autonomías, inventado y dibujado desde los despachos ... ». ¿Sería mucho pedir que, en contextos tan claros como este, no se omitiera la mención expresa de la autonomía gallega? No parece en efecto desmesura esperar que todo un editorialista de un diario con pretensiones como EL PAIS esté enterado de que Galicia cuenta ya con un Estatuto de Autonomía, parejo en contenidos al catalán y vasco y aprobado por igual procedimiento. Si se tiene noticia de este hecho y alguna idea de sus antecedentes menos próximos, no se entiende muy bien cómo puede haber persona cuerda y no tendenciosa que se exponga a ser interpretada en el sentido de que la autonomía de una de las tres nacionalidades históricas es, en el fondo, simple invento y dibujo de despacho. Como no controlen su manifiesta inclinación a la frivolidad, es de temer que muy pronto nos enteraremos los gallegos de que nuestra lengua y cultura son también invento de despachos académicos; que la (sangría de la) emigración responde, un suponer, a la pasión celta por el turismo atípico; que las escalofriantes cifras de bocio en zonas del interior de Galicia se explican por un mal entendido afán diferencialista y que, en fin, el subdesarrollo de nuestra tierra es consecuencia del ascetismo de sus habitantes. Un diario que se proclama independiente debería afinar mucho en tema de tanto peso, entre otras razones para no dar la impresión de que se hace vocero no remunerado de interpretaciones interesadas./