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La decisión holandesa de posponer el despliegue de misiles nucleares preocupa en medios de la OTAN

Soledad Gallego-Díaz

Medios próximos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han acogido con preocupación el acuerdo de los tres partidos políticos que integrarán el nuevo Gobierno de los Países Bajos para posponer indefinidamente la decisión última de La Haya sobre el despliegue de 48 misiles nucleares Cruise en su territorio.

Los tres informadores designados por la reina Beatriz para redactar el programa básico que será asumido por la CDA, Democracia Cristiana, el PVDA, socialistas, y la Democracia 66, liberales de izquierda, han llegado a la conclusión de que el problema de la instalación de los euromisiles en territorio de los Países Bajos sigue dependiendo del eventual éxito de las conversaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética para la reducción de armamento nuclear en Europa.

El acuerdo tripartito incluye también la obligación del nuevo Gobierno de negociar con sus aliados de la OTAN una reducción sustancial de la participación de los Países Bajos en los gastos que supone el programa nuclear de la Alianza.

Honda inquietud

Aunque la decisión de aplazar indefinidamente la respuesta de La Haya a la OTAN era previsible, el anuncio oficial efectuado ayer ha provocado una honda inquietud en el cuartel general de Bruselas, donde preocupa, sobre todo, la repercusión de la postura holandesa en Bélgica y en la República Federal de Alemania. Tanto el secretario general de la Alianza Atlántica, Joseph Luns, como los representantes de Estados Unidos han presionado sobre la CDA para evitar un renuncio holandés que puede poner en peligro la histórica decisión aliada de diciembre de 1979, de fabricar e instalar en cinco países europeos 572 misiles capaces de llegar a territorio soviético.La postura de los Países Bajos tendrá, indudablemente, una fuerte repercusión en Bélgica, país vecino cuyo Gobierno de coalición, Democracia Cristiana-socialistas, no ha comunicado tampoco oficialmente a la OTAN su decisión de acoger los 48 Cruise que le corresponden.

Mayor inquietud aún provoca en la OTAN la acogida que puede tener en la RFA el acuerdo del futuro Gobierno de los Países Bajos. El canciller Schmidt prometió ante el Parlamento de la RFA que el acuerdo de diciembre de 1979 sería respetado por todos los países implicados. Bonn hace frente desde casi hace un año a un fuerte incremento de las actividades de los movimientos pacifistas, apoyados por la Iglesia católica y protestante, al igual que en Holanda. El canciller Schmidt tropieza también con serias reticencias en el seno de su propio partido, y ha llegado, incluso, a amenazar con dimitir si la RFA no respetaba su compromiso con la OTAN.

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