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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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El 18

Lo ha dicho Sainz de Robles, presidente del Supremo:Pido al ciudadano que no fomente el desencanto.

Me parece muy oportuna la consigna, pero es que del desencanto hemos pasado -han pasado algunos- al espanto. El espanto de una fecha, el 18, que es ya un espanto irracional, magdaleniense, el horror a la cronología, el miedo telúrico y cronológico a una fecha. Este país se dispone a cruzar el 18 como los leones de Bárbara Rey saltan el aro de fuego. Y tampoco es eso. Alberto Iniesta, obispo cheli de Vallecas, me envía sus Escritos en la arena, donde denuncia las riquezas de la Iglesia, la discriminación gitana, la carrera de armamentos y todo el mogollón. Manuel Sánchez Ayuso habla en estos días sobre «un nuevo modelo económico socialista». Socorrito López-Ibor me recuerda en una carta que don Alfonso XIII definió al doctor como «anarquista». Miguel, linotipista que fue, hoy reciclado por la informática, se me queja de que la salida de los periódicos en lunes puede privarle de la vacación semanal. (No creo que ningún periódico se lance a la ventura del lunes sin tener previsto eso: ya no estamos en la jornada incondicional e interminable de otros tiempos.) Agustín Tena se lamenta de «la plenitud que nos niegan», con frase mía. Louis Wolf, periodista norteamericano, habla en Madrid del periodismo y la CIA. ¿Hubo una primera fila de sillas reservada para agentes secretos de la CIA? El señor Lara sigue liquidándome escasos derechos, siempre en la perennidad/ impunidad. Tierno Galván me explica el porcentaje de suelo autorizado para las terrazas de los bares en verano, lleno de una imperturbable ética que está entre lo municipal y Hegel. «Capital del dolor», Madrid, donde unos viven bajo el estigma del 18 (miedo a la esclavitud laboral) y otros pasan de 18 con una fe democrática que está entre el fatalismo de España y el hedonismo de julio.

Alberto Iniesta y Tierno Galván escriben como para siempre, no creen en el magnetismo de las fechas, y hacen bien. Por ahí anda una lista de depurados pos golpe (en hipótesis de trabajo) que es mera intoxicación, una sofemasa del terror. El nuevo modelo económico socialista no va a llegar, pero Calvo Sotelo ha conseguido algunas estabilidades en nuestra inestabilidad económica. Los ácratas pacíficos de hoy ya no son los anarquistas de cuando don Alfonso XIII. «La plenitud que nos niegan» nunca va a venir, pero el miedo a las fechas, el terror cronológico, es un pavor de tribu por el que no podemos regirnos. Para la CIA, todo el año es 18 de julio, lo que significa que no hay por qué tenerle una prevención especial al 18 de julio. El equilibrio inestable de este país es que Lara siga hablando por la teletonta del bloom latinoché (lectura de Joyce, quizá) y de «un buen escritor, un tal Bernet», a quien él mismo ha dado un millón como finalista. Entre el señor Lara y Tierno Galván, entre el hombre que mejor habla de España y el que habla peor, tenemos que seguir arreglándonos en la áurea mediocridad que renuncia por anticipado a « un nuevo modelo económico socialista». Todo menos el miedo a las fechas, la intoxicación del calendario, el golpe de Estado del verano sobre el resto del año. Dicen filósofos que el hombre primitivo inventó las fechas para explicarse el tiempo e inventó la figura para explicarse el espacio (todo el espacio en movimiento, entonces, era un bisonte altamirano).

El espacio nos lo ha dramatizado el terrorismo endogámico. El tiempo nos lo dramatiza ahora el fetichismo de las fechas. Entre ambos terrores, volveríamos a ser el rebaño fincado y prehistórico. Después de invadir las Cortes han invadido el calendario. No se puede temer a una fecha, como el niño y el primitivo. El tiempo ya no es circular y eso nos hace libres.

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