La viuda de Perón piensa en el retorno político a Buenos Aires

Regresar a Argentina es el objetivo político y personal inmediato de María Estela Martínez, aunque para conseguirlo no se utilizará Madrid como trampolín de agitación peronista, como sucedió en vida de Juan Domingo Perón. La discreción política, por tanto, va a caracterizar la estancia de la ex presidenta argentina en nuestro país.Si bien la viuda del general Perón no ha formulado una sola declaración ni en el avión que la trajo desde Buenos Aires ni en la capital de España, su portavoz personal, Ricardo Fabris, que fuera secretario de Prensa durante la presidencia de María Estela, ha asegurado al enviado especial de este periódico que la ex presidenta va a hacer de la discreción la norma conductora de su política mientras se halle en el extranjero: "Ias declaraciones políticas sobre el propio país se hacen dentro de él, no fuera".

Visto bueno español

El Gobierno español, por su parte, ha dado un visto bueno oficioso a la llegada de María Estela a Madrid y a su eventual instalación en nuestro país. En fuentes peronistas, sin embargo, se recalca que este viaje no supone un exilio, y que la ex presidenta no tiene planes concretos a corto plazo, salvo descansar. Sus acompañantes creen que visitará al Papa y que recorrerá los Santos Lugares. Parece descartarse que la quinta de Puerta de Hierro 17 de octubre, en la que vivió Perón, vaya a albergar ahora a su viuda. Existen problemas jurídicos no resueltos sobre su titularidad y "además, necesitaría reparaciones que no se pueden hacer en poco tiempo" .Según sus portavoces, la señora no ha decidido todavía el ámbito en que va a desarrollarse en el futuro su actividad política. Se da por seguro que María Estela no va a convertirse en una figura decorativa del peronismo, a miles de kilómetros de su país, pero tampoco se la ve en el papel activista y combativo que desempeñara durante los años 1973 y 1974. "Su decisión en este sentido no está tomada todavía", precisa su abogado personal.

El alcance exacto y las implicaciones de su liberación no van a ser conocidos en tanto la viuda de Perón no rompa el silencio que se ha impuesto, pactado probablemente tanto en Buenos Aires como en Madrid. En su círculo, sin embargo, se rechaza sin demasiada convicción que su puesta en libertad sea una decisión política del actual presidente argentino, general Roberto Viola, destinada a descongelar las relaciones de los militares con el peronismo, como primera fuerza político-económica, y con otros partidos.

Para el portavoz oficial de la ex presidenta, los militares argentinos no han proporcionado hasta ahora ni un solo indicio de que estén dispuestos a una apertura política. "No tenemos una sola prueba, ni un discurso, ni una conversación". En opinión de los justicialistas, los militares todavía tienen que definirse sobre si están dispuestos a un auténtico diálogo con los continuadores de Perón. Los militares argentinos, además, no son sólo eI general Viola, sino una institución que alberga a numerosas personas con poder.