Un burro en el tendido
Entre los mozos de las peñas había un burro. No es que queramos ofender. Se trataba de un burro verdadero, de los que rebuznan, cuadrúpedo aplaterado y con vocación de mártir. Si quitamos lo de la vocación de mártir diríamos que era casi igual a los que corretearon por el ruedo con fachada de toros.Había un burro en el tendido que lo subieron hasta allí los mozos. Seguramente llevaba su entrada, pues en cuestión de boletos fa plaza de Pamplona es muy legal Los mozos le homenajearon con una canción, y luego lo reintegraron a su domicilio.
Los burros del ruedo, en cambio corrieron peor suerte. No pudieron reintegrarse a su domicilio, esos maravillosos predios andaluces, pues morían a estoque. La realidad es que ni el holocausto merecían Por sus burrás, a estas horas de berían estar tirando de la carreta.
Plaza de Pamplona
Primera corrida de la feria de los sanférmines. Cinco toros de Pablo Romero, aparatosos de presencia, astigordos. mansos y con problemas cuarto. de Pérez Angoso. manso y manejable. Angel Teruel: estocada corta (aplalisos). Bajonazo descarado (pilos). Tomás Campuzano: bajonazo (oreja). Pinchazo, rueda de peones, otros dos pinchazos y tres descabellos Espartaco: bajonazo (silencio). Estocada (oreja). Hubo un ambiente saferminero.
De cualquier forma, la corrida pese a resultar muy mala, no alcanzó los extremos de invalidez y mansedumbre que la lidiada en el pasado San Isidro. Bien presentada toda, como siempre en la casa Pablo Romero, con un precioso cárdeno claro lidiado en sexto lugar, salió mansa; más, exceptuado el ejemplar que abrió plaza, muy blando de remos, soportó sin problemas los ajetreos de la lidia. Hubo un remiendo de Pérez Angoso, el cuarto, que no mejoró el tufo a saldo de sus congéneres.
En estas condiciones, cuanto lle,-aron a hacer los toreros tuvo mérito, y en el balance artístico de la corrida juegan de forma muy positiva la decisión y la vergüenza torera que cada cual puso en la tarea. Por ejemplo, Angel Teruel sujetó sus impulsos juveniles para no derrochar ambas virtudes, e hizo las faenas de siempre, llenas de superficialidad y posturas. Sus compañeros, en cambio, las exhi bieron con generosidad.
Los dos trasteos de Tomás Campuzano fueron valentones. Muy emotivo el primero, embraguetándose para el redondo y, cuando salió volteadó, creciéndose en el pase natural, que instrumentó en tres series bien ligadas, una de ellas de frente. Su otro manso se le iba de la muleta y hubo de perseguírlo por la mitad del redondel, sin conseguir fijarlo. Gustó mucho en Pamplona la honradez de Campuzano.
Pero más gustaron los bulliciosos ímpetus de Espartaco, que es un torero hecho para la galería, a la que jalea para que le jalec, a la que halaga para que le halague. Lo hace por complicados y peligrosos procedimientos, es justo reconocerlo, pues nadie negará que son precisos muchos arrestos para ponerse de rodillas ante el pablorromero aparatoso, que encimatira .añafortes. y aguantarle las violenr
tas tarascadas con la parsimonia de quien recita la escena del sofá. Y bien, después de la escena del sofá («no es verdad, ángel de amor ... », le decía Espartaco al Pablorromero), se puso de pie y muleteó valiente en redondo, volvió a pegar rodillazos, dio molínetes y manoletinas, y se fue detrás de la espada, que hundió por las agujas hasta la empuñadura. Un éxito importante alcanzó Espartaco y se metió en el bolsillo del chaleco a las peñas. Su otro toro había sido reservón y violento, el más difícil de la tarde, y lo porfió en todos los terrenos para sacar muy escasos muletazos.
Las peñas en el bolsillo del chaleco, sí, pero quizá a estas alturas ya estén olvidadas de la faena, de la estocada, de la escena del sofá, de Espartaco y de la misma fiesta. Ayer estaban más a su propio bullicio que a la corrida. Acaso feria adelante cambien de actitud. Posiblemente si saliera el toro bravo prestarían atención por lo menos. De momento, lo que les gustó fue el burro que llevaron al tendido. Burro por burro, dirían; éste lo tenemos más cerca, además rebuzna como los ángeles y tiene vocación de mártir. No como otros.
Problemas en los reconocimientos
Contra lo que es habitual en la feria del toro, varias de las corridas que han llegado ya a Pamplona tienen serias dificultades para pasar el reconocimiento veterinario. Algunas de ellas aparecen sospechosas de pitones y otras con muy escaso trapío o con determnados ejemplares que bajan mucho en relación con el resto de la corrida. De momento, parece ser que han sido rechazados tres de los toros de Fermín Bohórquez. Y seguramente también irá para atrás, íntegra, la corrida de los hermanos Martínez Uranga.
Por el contrario, han llamado poderosamente la atención las astas de los toros del Conde de la Corte -ganadería habitualmente cornalona- y los de Julio Aguirre de Ciriza, de Tudela, que se lidian esta tarde, los cuales son asimismo aparatosos.
Babelia
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