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Isidre Nonell, un pintor de la crisis realista

Exposición antológica sobre la obra del artista en Barcelona

Desde el pasado 16 de junio, el palacio de la Virreina, ubicado en las Ramblas de Barcelona, acoge una exposición antológica del pintor y dibujante novecentista catalán Isidre Nonell (1873-1911). La exposición permanecerá abierta hasta el 31 de agosto y ha sido organizada por los servicios de cultura del Ayuntamiento barcelonés.

La exposición es una iniciativa que, unida a la campaña del Grec-81, intenta evitar que Barcelona se convierta en un desierto cultural durante la época veraniega. También representa una buena ocasión para reivindicar la figura de Nonell, pintor a quien la burguesía de su época ignoró primero y combatió después, debido principalmente a la temática de su obra, reflejo del entorno social.En el recinto del palacio de la Virreina se han reunido un total de 253 obras de Nonell, entre pintura, dibujo y grabado. De estas obras, 202 pertenecen al fondo del Museo de Arte Moderno de Barcelona. El resto ha sido cedido para la exposición por diversos coleccionistas barceloneses. Se trata de la muestra antológica más importante del artista, tanto por el número de las obras como por su calidad, presentada hasta la fecha en Barcelona.

El pintor Isidre Nonell tuvo una primera etapa formalista y disciplinada influida por la estética del realismo naturalista. Es la época en la que, aparte de pintar, Nonell se obsesiona por hacer apuntes a lápiz de la gente sencilla que frecuenta la calle o los parques y jardines de Barcelona. Esta etapa finalizó con su ingreso en la Escuela de Oficios Artísticos y Bellas Artes, de Barcelona, en 1893, y la posterior toma de contacto con otros alumnos del centro, como Joaquín Mir, Pitfot Torres García o Ricard Canalls. Con algunos de ellos formarla la Colla del Safrà (Grupo del Azafrán) o Colla de Sant Martí, nombres alusivos al lugar donde acostumbraban a ir a pintar o a sus inquietudes y al color que daba a sus obras en el intento de resolver los problemas de ambiente y luz solar que planteaba su estilo naturalista-impresionista.

En esta época comienza pintando paisajes de Sant Martí de Provensals y Montjuich y acaba con temas de barraquismo y mendicidad. En esa época sus dibujos alcanzan un expresionismo caricaturesco. Sus dibujos de gente deforme, mendigos y repatriados de la guerra de Cuba no gustaron en Barcelona.

La próxima etapa se inicia en 1901, al año siguiente de su vuelta de París. Es quizá su etapa más conocida cuando aparece el Nonell pintor de gitanas, pasando de la luminosidad al tenebrismo.

A partir de 1906, y hasta su muerte prematura en 1911, Nonell volverá a la luminosidad dedicado especialmente a la figura femenina.

El carácter independiente y cáustico de Nonell le valió numerosas enemistades; sin embargo, ¡a temática predominante en sus obras -pintaba aquello que la burguesía no quería ver- reflejó la etapa de crisis que vivía el país en todos los órdenes y le situó al frente de una generación de pintores jóvenes atraídos por el realismo y la sinceridad. A los intentos de quienes quisieron teorizar sobre su obra, Nonell les contestó con una frase ya tópica: «Jo pinto y prou» («Yo pinto y basta»).

Isidre Nonell colaboró como dibujante en La Vanguardia, Barcelona Cómica, La Campana de Gracia, Els Quatre Gats, Pels y Ploma y, sobre todo, en Papitu. Entre sus exposiciones destacan la efectuada en 1897 en los salones Champ du Mars (París), en las galerías Vollard (1899), Bruselas (1903) y en Barcelona, salones de La Vanguardia (1896) y Els Quatre Gats (1898).

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